Synopsis: Planning a world tour to try to rebuild her career after a scandal, pop singer Skye Riley begins to experience mysteriously inexplicable experiences. Infected not only by horror but also by the pressure of fame, Skye is forced to confront her past in search of answers before it's too late.
In one of the rare cases where a sequel manages to be better than its original movie, I can confidently say that this project managed (on all scales) to be superior to its primary material. Maintaining the “backbone” of what was previously seen, this new projection of fear takes place through a very interesting escalation, which was capable of not only increasing the level of suspense, but also the level of graphic violence, blood, and scenes with greater “immersion” in narrative issues (although in this aspect there are brief fluctuations within the script).
The plot begins exactly a few days after the events of the first movie. Everything that happens before the opening credits (which, by the way, are very “psychedelic” due to their relatively “hypnotic” visual and musical aspect) translates as a perfect “bridge” to connect the past, present and future. Within a violent approach, the script begins to efficiently sediment everything that happened in the first movie, and paves the way for this second part with a very evident naturalness, thus justifying the existence of an “unexpected” project.
Skye Riley is a sensation in the world of pop music. However, she needs to deal with the consequences of a serious car accident, which resulted in not only the death of her ex-boyfriend, but also a real stain on her career. After spending a year in a rehab clinic to get rid of alcohol and drugs, Skye seems ready to take her old place in the spotlight, and to do so, she is planning a world tour that could be the salvation for her problems, but everything changes again in a rather very strange way.
Without realizing it, she is “swallowed” into a spiral of fear where psychological terror mixes with different elements of unknown proportions, and the more she tries to escape this situation, the more immersed the young singer finds herself within it. The script works very well as a complement to the first movie, but it doesn't take long to find its own way. In a completely different universe to what has been seen before, the narrative has a faster pace, a more dynamic approach and a more challenging and very attractive set of elements.
Inside a paranoid dome, the world of music becomes the perfect storm to pour a new “range” of merciless and evil smiles (which are the trademarks of this possible franchise... considering the possible sequels that are yet to be made) onto the screen, thus creating new possibilities for the materialization of horrifying scenarios where the real and the unreal end up converging into a single reality in the minds of its mentally disturbed protagonists. The rescue of fame, pressure from the media, mental health... Everything ends up collapsing.
A good part of the conviction that ends up encompassing the horror of the movie happens through the construction of the character played brilliantly by actress Naomi Scott. By far, this is the best performance of her career so far because what she does with Skye Riley is create a “second skin” full of realism, emulating very well the entire stereotype of a pop singer living under constant bouts of nervous breakdowns. The rest of the cast is functional, but does not stand out because they are treated only as “accessory characters” with no greater relevance (which ends up being a mistake).
Even though it is a movie with a “recycled” script (mainly because it uses some resources already seen before with an even higher level of frequency... something that ends up minimizing the impact of some scenes that should be more tense due to their depth), there is enough space to develop its own originality throughout its almost two hours (and here I highlight, in particular, the higher level of gore scenes). However, the plot ends up making little progress in terms of the mythology of all evil (which continues to not be properly explained) and once again, it is very subjective.
None of this takes away from the brilliance of Smile 2 as a sequel that is largely superior to the first movie. Technically, the production also has a much higher quality (where the editing of scenes and the soundtrack are two elements that stand out very easily among many other positive technical aspects) and the directing work was once again done by Parker Finn (who also wrote the script) appears to be something more mature, despite its excesses. Fear is more tangible here, it is more inviting, it is more immersive, it’s more frightening and it can “transcend” into the real world more easily.
Sinopsis: Al planificar una gira mundial para intentar reconstruir su carrera después de un escándalo, la cantante pop Skye Riley comienza a vivir experiencias misteriosamente inexplicables. Infectada no sólo por el horror sino también por la presión de la fama, Skye se ve obligada a afrontar su pasado en busca de respuestas antes de que sea demasiado tarde.
En uno de los raros casos en los que una secuela logra ser mejor que su película original, puedo decir con confianza que este proyecto logró (en todas las escalas) ser superior a su material principal. Manteniendo la “columna vertebral” de lo visto anteriormente, esta nueva proyección del miedo se desarrolla a través de una escalada muy interesante, que fue capaz no sólo de aumentar el nivel de suspenso, sino también el nivel de violencia gráfica, sangre y escenas con mayor intensidad. “inmersión” en cuestiones narrativas (aunque en este aspecto hay breves vaivenes dentro del guión).
La trama comienza exactamente unos días después de los acontecimientos de la primera película. Todo lo que sucede antes de los créditos iniciales (que, por cierto, son muy “psicodélicos” por su aspecto visual y musical relativamente “hipnótico”) se traduce como un “puente” perfecto para conectar el pasado, el presente y el futuro. Dentro de un planteamiento violento, el guion comienza a sedimentar eficientemente todo lo ocurrido en la primera película, y allana el camino para esta segunda parte con una naturalidad muy evidente, justificando así la existencia de un proyecto “inesperado”.
Skye Riley es una sensación en el mundo de la música pop. Sin embargo, debe lidiar con las consecuencias de un grave accidente automovilístico, que resultó no solo en la muerte de su exnovio, sino también en una verdadera mancha en su carrera. Después de pasar un año en una clínica de rehabilitación para deshacerse del alcohol y las drogas, Skye parece lista para ocupar su antiguo lugar en el centro de atención y, para ello, está planeando una gira mundial que podría ser la salvación para todos sus problemas, pero todo vuelve a cambiar de una forma bastante extraña.
Sin darse cuenta, es “tragada” por una espiral de miedo donde el terror psicológico se mezcla con diferentes elementos de proporciones desconocidas, y cuanto más intenta escapar de esta situación, más inmersa se encuentra la joven cantante en ella. El guión funciona muy bien como complemento a la primera película, pero no tarda en encontrar su propio camino. En un universo completamente diferente a lo visto antes, la narrativa tiene un ritmo más rápido, un enfoque más dinámico y un conjunto de elementos más desafiantes y muy atractivos.
Dentro de una cúpula paranoica, el mundo de la música se convierte en la tormenta perfecta para derramar una nueva “gama” de sonrisas despiadadas y malvadas (que son las marcas registradas de esta posible franquicia... considerando las posibles secuelas que aún están por realizarse) sobre el pantalla, creando así nuevas posibilidades para la materialización de terroríficos escenarios donde lo real y lo irreal acaban convergiendo en una única realidad en la mente de sus trastornados protagonistas. El rescate de la fama, la presión de los medios, la salud mental… Todo acaba por derrumbarse.
Buena parte del convencimiento que acaba englobando el horror de la película pasa por la construcción del personaje interpretado brillantemente por la actriz Naomi Scott. De lejos, esta es la mejor actuación de su carrera hasta el momento porque lo que hace con Skye Riley es crear una “segunda piel” llena de realismo, emulando muy bien todo el estereotipo de una cantante pop que vive bajo constantes ataques de crisis nerviosas. El resto del elenco es funcional, pero no destaca porque son tratados sólo como “personajes accesorios” sin mayor relevancia (lo que termina siendo un error).
Aunque se trata de una película con un guión “reciclado” (principalmente porque utiliza algunos recursos ya vistos antes con un nivel de frecuencia aún mayor… algo que acaba minimizando el impacto de algunas escenas que deberían ser más tensas por su profundidad), hay espacio suficiente para desarrollar su propia originalidad a lo largo de sus casi dos horas (y aquí destaco, en particular, el mayor nivel de escenas gore). Sin embargo, la trama acaba avanzando poco en cuanto a la mitología de todos los males (que sigue sin estar bien explicada) y una vez más, es muy subjetiva.
Nada de esto quita la brillantez de Smile 2 como secuela muy superior a la primera película. Técnicamente, la producción también tiene una calidad mucho mayor (donde el montaje de escenas y la banda sonora son dos elementos que destacan con mucha facilidad entre otros muchos aspectos técnicos positivos) y el trabajo de dirección corrió a cargo una vez más de Parker Finn (quien también escribió la guión) parece algo más maduro, a pesar de sus excesos. El miedo es más tangible aquí, es más atractivo, es más inmersivo, es mas aterrador y puede “trascender” al mundo real más fácilmente.
Sinopse: Planejando uma turnê mundial para tentar reerguer sua carreira após um escândalo, a cantora pop Skye Riley começa a viver experiências misteriosamente inexplicáveis. Contaminada não apenas pelo horror, mas também pela pressão da fama, Skye é forçada a confrontar seu passado na busca por respostas antes que seja tarde demais.
Em um dos casos raros onde uma sequência consegue ser melhor do que o seu filme original, eu digo com tranquilidade que este projeto conseguiu (em todas as escalas) ser superior ao seu material primário. Mantendo a “espinha dorsal” do que foi visto anteriormente, esta nova projeção do medo acontece através de um escalonamento bem interessante, que foi capaz não apenas de aumentar o nível de suspense, mas também o nível de violência gráfica, de sangue, e das cenas com maior “imersão” em questões narrativas (embora nesse aspecto hajam breves oscilações dentro do roteiro).
A trama começa exatamente há poucos dias depois aos acontecimentos do primeiro filme. Tudo o que acontece antes dos créditos iniciais (que aliás, são bem “psicodélicos” pelo seu aspecto visual e musical relativamente “hipnótico”) se traduz como uma “ponte” perfeita para conectar o passado, o presente e o futuro. Dentro de uma abordagem violenta, o roteiro começa sedimentando de maneira eficiente tudo o que aconteceu no primeiro filme, e abre o caminho para essa segunda parte com uma naturalidade muito evidente, justificando assim a existência de um projeto “inesperado”.
Skye Riley é uma sensação no mundo da música pop. No entanto, ela precisa lidar com as consequências de um grave acidente de carro, que trouxe como resultado não apenas a morte do seu ex-namorado, mas também uma verdadeira mancha para à sua carreira. Após ficar um ano em uma clínica de reabilitação para se livrar do álcool e das drogas, Skye parece estar pronta para ocupar o seu antigo lugar sob os holofotes, e para isso, ela está planejando uma turnê mundial que pode ser a salvação para todos os seus problemas, mas tudo muda novamente de uma maneira bastante estranha.
Sem perceber, ela é “tragada” para um espiral de medo onde o terror psicológico se mistura a diferentes elementos de proporções desconhecidas, e quanto mais ela tenta fugir dessa situação, mas imersa dentro dela a jovem cantora vai se encontrando. O roteiro funciona muito bem como um complemento ao primeiro filme, mas não demora muito para encontrar o seu próprio caminho. Sob um universo completamente diferente ao que já foi visto antes, a narrativa tem um ritmo mais acelerado, uma abordagem mais dinâmica e um conjunto de elementos mais desafiador e bem atrativo.
Dentro de uma redoma paranoica, o mundo da música se torna a tempestade perfeita para despejar uma nova “gama” de sorrisos impiedosos e maléficos (que são as marcas registradas dessa possível franquia... considerando as possíveis sequências que ainda serão feitas) na tela, criando assim, as novas possibilidades para a materialização dos cenários horripilantes onde o real e o irreal acabam convergindo entro de uma única realidade na mente dos seus protagonistas mentalmente perturbados. O resgaste da fama, a pressão da mídia, a saúde mental... Tudo acaba entrando em colapso.
Uma boa parte da convicção que acaba envelopando o horror do filme acontece através da construção da personagem interpretada brilhantemente pela atriz Naomi Scott. De longe, essa é a melhor atuação da sua carreira até então porque o que ela faz com Skye Riley é criar uma “segunda pele” repleta de realismo, emulando muito bem todo o estereótipo de uma cantora pop vivendo sob constantes crises de ataques de nervos. O restante do elenco é funcional, mas não se destaca por serem tratados apenas como “personagens acessórios” sem maior relevância (o que acaba sendo um erro).
Mesmo sendo um filme com um roteiro “reciclado” (principalmente por utilizar alguns recursos já vistos antes com um nível de frequência ainda maior... algo que acaba minimizando impacto de algumas cenas que deveriam ser mais tensas pela sua profundidade), há espaço suficiente para desenvolver à sua própria originalidade ao longo de suas quase duas horas (e aqui eu destaco, em especial, o maior nível de cenas gore). No entanto, a trama acaba avançando pouco em termos da mitologia de todo o mal (que continua não sendo devidamente explicado) e uma vez mais, é bem subjetiva.
Nada isso tira o brilho de Sorria 2 como uma sequência majoritariamente superior ao seu primeiro filme. Tecnicamente, a produção também tem uma qualidade muito superior (onde a edição de cenas e a trilha sonora são dois elementos que se destacam muito facilmente dentre tantos outros aspectos técnicos positivos) e o trabalho de direção novamente feito por Parker Finn (que também escreveu o roteiro) se mostra algo mais maduro, apesar dos seus excessos. O medo é mais tangível aqui, é mais convidativo, é mais imersivo, é mais assustador e consegue “transcender” para o mundo real mais facilmente.
Posted Using InLeo Alpha
Te cuento que comencé a verla y se fue la luz, y luego no la retomé. Quería verla porque la uno me gustaron algunos aspectos de la trama y quería ver como podrían haber escalado la historia.
También quería ver al mismísimo hijo del mismísimo actor Jack Nicholson 🤣🤣 que vi que heredó la sonrisa siniestra totalmente. Mañana la retomo.
Your post was manually curated by @xlety.
Delegate your HP to the hive-br.voter account and earn Hive daily!
🔹 Follow our Curation Trail and don't miss voting! 🔹
El otro dia que pasaba por el centro comercial vi esta pelicula en carteleras, estuve buscando un poco sobre algunas criticas para saber si verla o no, pero igual no tenia tiempo. No me quiero spoilear ya qu de verdad quiero verla, que bueno que la comentes por aqui, buen post :D
buena tu reseña, me llama la atención jeje
your review is good, it catches my attention hehe