Sin duda un viaje onírico por la historia, la añoranza y la imaginación. Esta ciudad que tanto ha dado y tanto puede dar merece que esa memoria se mantenga viva.
Es difícil ver a Cumaná con ojos romanticos cuando se transitan sus golpeadas calles y su gente perdida en los avatares de la cotidianidad, tropezando e insultando, pero como los poetas que deambulan haciendo malabares para salvar la palabra, muchos no poetas también hacemos magia para mantener la cordura y preservar la visión de la Cumaná posible.
Si se le pudiera poner una palabra más al lema,