Cada tarde antes de caer las últimas luces, Andrés, niño vivaz y travieso, se toma un descanso para subir a la alta loma. Desde ese espacio atemporal deja vagar la mirada sobre el manto verde que se extiende a sus pies. Solo unos breves minutos puede estar en el sitio, hasta que el sonido del silbato interrumpa su ensoñación, entonces, desanda sus pasos de regreso al campamento, a recogerse con sus pares y prepararse a cerrar un día sin registro en el largo calendario de su reclusión.
Por el porte, Andrés pudiera tener algunos doce años. Un ligero bozo sobre el labio superior anuncia su salida de la niñez. Una etapa que en realidad nunca ha conocido, puesto que la mayor parte de su vida la ha pasado en el campamento, acarreando lo que puede hasta llenar sacos de café.
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La loma es su espacio de privacidad, único lugar donde puede entregarse a una afición relativamente reciente, la de pescar retazos de recuerdos. De tarde en tarde busca afanosamente algún hilo que lo lleve a los primeros años de su vida. En su lógica infantil está convencido que buscando y buscando algo debe haber, ya que tiene la plena seguridad que el lugar donde vino al mundo se encuentra lejos de allí.
Los más grandes cuentan historias donde ven claramente el momento en que fueron entregados a los encargados de aquellas tierras. Incluso pueden decir que sus padres fueron víctimas de alguno de los tantos conflictos que periódicamente asolan la región. Nada tendría de raro que Andrés comparta la misma historia. Todos están hermanados por una tragedia que los lanzó fuera del tiempo, para convertirlos en los olvidados de una tierra sin ley.
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Cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) estiman en el mundo, cuatrocientos millones de niños viven una suerte parecida a la de Andrés, no todos desarraigados completamente de sus hogares de origen.
En ese amplio abanico de la esclavitud infantil hay un sinfín de modalidades, que van desde la reclusión total en condiciones de absoluto aislamiento, donde los menores están atrapados en especie de campos de concentración y sometidos a los tratos más vejatorios, crueles y despiadados; hasta formas más comunes y sutiles de explotación donde fungen como empleados de grandes instalaciones fabriles o agrícolas, en una relación de total dependencia que les impide llevar la vida normal de cualquier niño.
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Esta terrible realidad, contraria a cualquier lógica del mundo civilizado, se mantiene por la indiferencia de mucha gente que no ha llegado a entender el derecho que tienen los niños a llevar una vida feliz.
El trato diferenciado hacia los menores es algo relativamente reciente en la historia humana. Es en el siglo pasado cuando quedó consagrado legalmente que los niños merecen consideraciones especiales, y contar con las atenciones necesarias para que se puedan desarrollar plenamente. Alguien comprendió en aquel momento, le hacía bien a la humanidad tratar de brindarles a los niños condiciones para tener una vida buena. Después de todo, el niño de hoy será el hombre del mañana y la cosecha futura siempre está en función de lo que sembramos en el presente.
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Es impresionante caer en cuenta que fue hace apenas veinticinco años, hacia finales del siglo XX, cuando un suceso ocurrido en tierras de Pakistán removió el ánimo de los organismos internacionales y los estimuló a impulsar la toma de conciencia sobre el serio problema de la esclavitud infantil. El dieciséis de abril de ese año 1996 un menor de nombre Iqbal Masih, de apenas 12 años, caía víctima de las balas asesinas de las mafias del negocio del tejido de alfombras.
Iqbal Masih no era un niño anónimo. Su historia era harto conocida por las personas de su entorno. Hacía unos años que su padre, para dar compromiso a uno de esos extraños rituales que conservan las culturas, lo cambió por cuatrocientas rupias. Desde aquel momento el niño permaneció encadenado al telar donde tejía en condiciones inhumanas. A los diez años logró escapar de la fábrica que lo mantenía esclavizado. En los dos años siguientes y hasta el mismo momento en que la bala le cortó el aliento se dedicó a denunciar, con todos los medios a su alcance, las condiciones de esclavitud toleradas por un mundo donde reina la indiferencia.
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En honor a ese niño pakistaní Las Naciones Unidas (ONU) decretaron el dieciséis de abril de cada año como el Día Internacional contra la esclavitud infantil. Ha querido el organismo internacional que esta fecha sirva como un recordatorio de la existencia de esta cruel realidad.
Cuatrocientos millones de niños en condiciones de esclavitud es una gran vergüenza para toda la familia humana. Todos tenemos la posibilidad de poner de nuestra parte para acabar con la indiferencia ante males como este. Quizá con solo sacar el tema en cualquier conversación pudiera ser suficiente para motivar una toma de conciencia.
Escrito por: @irvinc
Edición e imágenes: @fermionico
Esclavitud infantil... que concepto tan crítico, me pone a pensar en tantas cosas. Gracias por este contenido, amo mi profesión docente, amo a los niños
Seré feliz cuando este día que decreta la ONU ya no exista. Saludos para toda la comunidad.
Sí, ese día será de justicia. La esclavitud infantil es una realidad incomprensible e injustificable, antes y ahora. Muchas gracias pasar y comentar.
Un tema de mucho impacto mundial, mientras leía pensaba y afirmaba mentalmente, no aquí en Venezuela no hay esclavitud infantil, pero no sé cómo llamar cuando mis ojos ven a niños sacando comida de la basura o cuando los veo en la panadería pidiéndoles pan a los que salen de allí, aunque eso es conocido con otro nombre yo lo siento como una esclavitud que están siendo sometidos nuestros niños.
Claro nada comparado con estar encadenado, pero aun así en muchos espacios de Venezuela se vive una especie de maltrato infantil a gran escala. @cervantes
Sí, querida @sacra97, hay formas muy sutiles que aún entre nosotros se presentan. Ciertas formas de trabajo infantil estarían en los límites de esa esclavitud, eso lo ves en muchas partes, sobre todo en las áreas rurales. Muchas gracias por pasar y comentar.
Como indica el post es increible pensar que fue hasta hace tan solo 1996 que se hizo visible en el mundo una realidad que siempre estuvo bajo, las sombras, a veces las sociedades miran a un lado cuando el horizonte es desolador, el pensar que Iqbal Masih ahora fuese un hombre adulto, lo que su testimonio y voz hubiese logrado, mas que el convertirse en un martir de su causa. Esperemos que un futuro no muy lejano ese mal no sigua existiendo.
Sí, lo primero es vencer la indiferencia, sacar a las personas de la comodidad de desentenderse de lo que ocurre a su alrededor. Todos podemos hacer algo, por lo menos dejarlo en el ambiente, alguién escuchará los comentarios, alguien leerá lo escrito. Indudablemente que hemos avanzado pero falta mucho por hacer. Gracias por pasar y comentar.
Amigo es una cruel reallidad; la sociedad y los gobierno se ponen una venda en los ojos. En todos los paises del mundo actualmente los niños son sometidos a esclavitud. Hay innumerables denuncias pero todo se queda ahi en papel, y en celebraciones. Y como dices es un averguena para la humanidad.
Gracias a @irvinc y a @cervantes por presentar este espacio para crear conciencia.
Son muchos los intereses en juego, hay enormes emporios fabriles donde los niños son mano de obra mayoritaria. Como dices, es importante crear conciencia, es la parte que nos corresponde. Recordar que el problema está allí, a veces la gente se aisla tanto que no se entera de lo que está más allá de la puerta de su casa. Gracias por pasar y comentar.
Hermoso contenido, el mundo a veces es inexplicable en sus lecciones, pero al menos el Consuelo es la fe, es grato saber que Las Naciones Unidas (ONU) decretaron un día tan emblemático para la humanidad, bravo por el Día Internacional contra la esclavitud infantil.
Gracias por compartir.
Me alegra que te haya gustado. Es impresionante que en este tiempo de tanto avance todavía exista ese tipo de esclavitud. La cifra es escandalosa. Gracias por el comentario.
Los niños son unas joyas que hay que cuidar. Iniciativas como la ONU y muchas fundaciones están en la búsqueda de acabar con la esclavitud infantil. Ojalá que esa pesadilla para muchos acabe muy pronto. Genial artículo para mostrar esa realidad y da un toque de esperanza saber que hay personas haciendo su esfuerzo para cambiar esa situación! pukusaludos
No hay que descansar en la denuncia de este tipo de situaciones. Uno de lo problemas a vencer es la indiferencia de la gente, que no se acepten esos hechos como algo irremediable. Gracias por el tiempo dedicado a leer y comentar.
No hay de que! Ciertamente, bueno yo he estado algo conectado al mundo de la realidad social por la labor de las fundaciones en las que he estado. Esperemos que cambie todo para bien. Hay muchas personas también puestas para el bien y luchando en silencio para lograr un mundo mejor y combatiendo en contra de esta locura.
Un abrazo
Esa es la realidad de muchos niños en esos lugares, niños pasando hambre y necesidad.
Así es amigo,@andresjimenez, es una terrible realidad que afecta a millones de niños desamparados. Gracias por pasar y comentar.
La esclavitud como herramienta comercial sigue vigente, ha acompañado al hombre desde sus inicios. Ahora somos esclavos de muchas maneras más sutiles. Ojalá maduramos como especie y dejemos este estigma en el pasado.
Como docente pienso que quien lastima a un niño es un criminal. Son ellos perpetradores de las virtudes y la belleza. Excelente contenido.