sourceThe Rain of Leaves is not an end, it is a beginning, it is the cycle of life.
You describe what you see: A stroll of a loving couple, an afternoon of reflection, of encounter, leftover for the leaves.
What you feel: A lump in your throat, memories and nostalgia.
I still remember with emotion and with some nostalgia the songs of the 80s. At that time in my beloved Venezuela were the times of adolescence and people danced with frenzy when Juan Luis Guerra and 440 played in the discos with a tasty melody, with a lot of rhythm and contagious called Ojalá que llueva café en el campo (I hope it rains coffee in the countryside).
Actually, at that stage of life, almost none of us young people stopped to listen and interpret the depth of the lyrics; but to the rhythm of that music we all wanted to dance and be the center of the dance floor. As the years went by, I understood that the song had a great social content, that the singer's wish that God would make it rain coffee in the countryside was a deep desire of Juan Luis Guerra to improve the living conditions of the inhabitants of the rural areas of the Dominican Republic and Latin America in general. It is worth mentioning the dance to the rhythm of a single village, when Pacheco's mother sent him to look for leaves in the leaf litter as he says in his song “El Hojal” (The Leaf Litter).
Now with the passing of the years, with the snow of experience covering my temples, far from the motherland with much longing in my heart it turns out that this city that has taken me also has a feature that prints nostalgia, memories now here is a city: It rains leaves in the field.
The arrival of autumn each year causes trees to shed all their foliage in preparation for the harshness of winter. This phenomenon of rain of leaves makes them prepare for the resurgence and emerge in the spring with new leaves. So millions of Venezuelans have had to suffer vicissitudes and the inclement weather and harsh conditions but just like the trees in the fall we shed our leaves and prepare to emerge with a strength and desire to build a better tomorrow.
Now here we are, you may agree with me and appreciate for me, but now all Venezuelans have a new way to look at the world, to value what we have and to miss the memories but above all to love the family. The Rain of Leaves is not an end, it is a beginning, it is the cycle of life.
Translated with DeepL.com (free version)
Describes lo que ves: Un paseo de una amorosa pareja, una tarde de reflexión, de encuentro, sombrilla para las hojas.
Que sientes: Un nudo en la garganta, recueros y nostalgia.
Aún recuerdo con emoción y con cierta nostalgia las canciones de la década de los 80. En esa época en mi amada Venezuela eran los tiempos de adolescencia y se bailaba con frenesí cuando en las discotecas sonaba Juan Luis Guerra y 440 con una melodía sabrosa, de mucho ritmo y contagioso que se llama Ojalá que llueva café en el campo.
Realmente en esa etapa de la vida, casi ningún joven nos deteníamos a escuchar e interpretar la profundidad de las letras; sino que al ritmo de esa música todos queríamos bailar y ser el centro de la pista. Con el pasar de los años comprendí que la canción tenía un gran contenido social, que el deseo del cantante era que Dios hiciera que lloviera café en el campo era un profundo anhelo de Juan Luis Guerra por mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la zona rural de República Dominicana y en general de América latina. Mención aparte el bailar al ritmo de un solo pueblo, cuando a pacheco su mama lo mando a buscar hojas en el hojal tal como lo dice en su canción el Hojal.
Ahora con el transcurrir de los años, con la nieve de la experiencia cubriendo mis sienes, alejado de la madre patria con mucha añoranza en el corazón resulta que esta ciudad que me ha cogido también tiene una característica que imprime nostalgia, recuerdos ahora aquí es una ciudad: Llueve hojas en el campo.
La llegada del otoño cada año, hace que los árboles desprendan todo su follaje para prepararse para soportar la dureza del invierno. Este fenómeno de lluvia de hojas los hace prepararse para el resurgimiento y emerger en la primavera con nuevas hojas. Así millones de venezolanos hemos tenido que sufrir vicisitudes y las inclemencias del tiempo y de condiciones duras pero al igual que los árboles en el otoño nos desprendemos de nuestras hojas y nos preparamos para emerger con una fortaleza con ganas de construir un mejor mañana.
Ahora aquí estamos, podrás estar de acuerdo conmigo y valorar mi opinión, pero ahora todos los venezolanos tenemos una nueva manera de contemplar al mundo, de valorar lo que tenemos y de extrañar los recuerdos pero sobre todo de amar a la familia. La Lluvia de hojas no es un final es un comienzo, es el ciclo de la vida.
Describes lo que ves: Un paseo de una amorosa pareja, una tarde de reflexión, de encuentro, sombrilla para las hojas.
Que sientes: Un nudo en la garganta, recueros y nostalgia.
Te invito a participar en este interesante reto de escritura información aquí
Yo, no lamento haber salido de Venezuela. Soy de ese porcentaje que se despega de la falda de la madre, no de aquellos que superan los 40 y no son capaces de autodeterminarse, ser autosuficientes…
Pese al frío canadiense, me he adaptado muy bien a las cuatro estaciones, no me quejo. La gente aquí es linda y cálida, pese a que son dos culturas globales (francesa e inglesa). No creo haber padecido necesidades en Canadá, como las que padecen los venezolanos que se encuentran en mi patria, lo sé, porque lo único que me haría volver de visita, son mis hermanos (Henry y Jhonny) que aún se encuentran bajo ese cáncer y metástasis del socialismo Siglo XIX.