El Comienzo

in #lectura5 years ago (edited)

Con la mirada perdida, sentada en la terraza de un café de una bulliciosa ciudad. Ella fumaba un cigarrillo mientras saboreaba un café negro. Deseando estar en un lugar diferente, un lugar distinto. Marián, era su nombre. Maestra de profesión y con una vida vacía, sin emoción alguna. Con la mirada perdida en la distancia, divagando en su mente, solo deseaba dejar todo e irse lejos.

Soñaba con tener una aventura, una que la sacará de la monotonía en la que se encontraba. Minutos y horas transcurrían, mientras ella seguía en la terraza de ese café.

Necesito una aventura. Necesito tener emoción en mi vida, pensó.

Sin pensarlo dos veces, se levanta de su silla y tomando su maleta, se dirige con paso decidido a la puerta del café. Sale a la calle. Camina con paso ligero y firme, deteniéndose cerca del borde de la acera y con un ademán detiene a un taxi que se aproximaba.

El taxi se detiene, ella abre la puerta trasera, introduce la maleta y en acto seguido, toma siento al lado de esta.

Necesito me lleve al aeropuerto, solicito al conductor.

El hombre la observa por el espejo retrovisor y sin mediar muchas palabras, guía al taxi recorriendo las diferentes calles. Pronto llegan a su destino.

La mujer revisa en su cartera y sacando el dinero le cancela al conductor el monto del servicio, abre la puerta del taxi, se baja y tomando su maleta del asiento se dirige a la entrada de la terminal. La puerta automática se abre y ella entra al interior, el cual está abarrotado por cientos de pasajeros, empleados y familiares de los viajantes. Camina por el amplio pasillo hasta detenerse frente al mostrador de una aerolínea.

Buenos días señorita, por favor deme un boleto, dirigiéndose a la joven empleada detrás del mostrador. Necesito salir de este lugar, necesito una aventura, prosiguió.

La joven la mira y sonríe. Comienza a tipear en el teclado de su terminal, al cabo de unos minutos le responde, París es muy bonito en esta época del año. Imprime el boleto y se lo entrega.

Paris, repitió Marián. Afortunadamente tome ese curso de francés el año pasado, pensó.

Le dirije una sonrisa a la joven y sacando su tarjeta de crédito del tarjetero, cancela el boleto de avión y agradecida se dirije a la puerta de abordaje, indicada en el boleto.

Escasos minutos después el avión recorre la pista de despegue, para iniciar el vuelo. Nuestra protagonista, sentada en su asiento, se dirige a su aventura soñada. En un país desconocido para ella.