En esta lata de sardinas guardo una sirena
que ha preferido no llorar
a tener que consolarse sola.
Te quise como si llevase sola toda la vida.
Debajo de la almohada escondo
castillos de arena que son fraudes,
príncipes que quieren ser salvados
y brujas hartas de ser las malas de la película.
Hace tiempo que dejé de pedir perdón
y no ser nunca suficiente para nadie
me hizo serlo para mí misma.
Aquí guardo todas las cosas que no existen,
esta guerra la estoy luchando solo contra mí
con los ojos hinchados
de quererme tanto.
¿Con quién sueñas por las noches?
Estas paredes no han vuelto a ser las mismas desde que te vieron llorar.
Me enciendo otro cigarro
y pido el deseo de siempre.
Vuelvo a mirar mis costillas con resentimiento
Joder.
Digo tu nombre en alto y me abraso la garganta.
Otra calada.
Un día de estos va(s) a acabar conmigo.
Se abre el telón,
te sigo queriendo
y no nos quedan películas por ver.
Peces suicidas y conscientes
de que no volverán a nadar en libertad.
¿En qu(i)é(n) piensas cuando no piensas en nada?
Enséñame tus cicatrices
y prometo no volver a romper una promesa.
Otro puto mechero sin gas
y dos eternidades y media que resultaron ser finitas.
Todos hemos hecho daño,
pero joder
a todos nos han hecho daño.
Quema mis libros
en aquel Ford Fiesta despintado,
lo retiro todo.
Miénteme, que no me debes nada
Se me paró el corazón al verte
pero aún con el corazón parado
y falta de oxígeno en las venas,
mi cuerpo avanzó hacia ti
como una canica de metal avanza hacia un imán.
Nunca he tenido tanto miedo.
Miedo a verte y no reconocerte
Miedo a reírme contigo
y que no se pare el mundo
Miedo a ser corrientes
que no se vuelven remolinos.