El arribo de los Cisnes Blancos rusos (Tu-160) a suelo venezolano en diciembre del 2018 provocó en los EE.UU. la reacción y frustración que podría haberse esperado de una banda de Al Qaeda al verse sorprendidos fraguando actos terroristas. Días más tarde el mandatario venezolano fue enfático en denunciar planes conspirativos adelantados desde Colombia y EE.UU. sobre Venezuela.
Solo meses antes, en septiembre, Colombia en clara retórica guerrerista realizó los llamados Ejercicios Unitas Lix 2018 en los que formaron parte 18 buques y submarinos, así como aeronaves de los 13 países participantes. Lo propio realizó Brasil en noviembre, con los ejercicios militares CRUZEX 2018 con 100 aeronaves y la presencia de los mismos 13 países.
A pesar de la magnitud y las correspondientes implicaciones políticas y de intimidación que estos juegos de guerra perseguían, la austera pero igualmente significativa presencia de la comitiva rusa en suelo venezolano electrizó y menoscabo la prepotencia de los anteriores despliegues. Evidenciando que Rusia resulta lo que provoca la soga en casa del ahorcado.
Todo hace indicar que el gobierno de los EE.UU. se encuentra camino de arremeter contra la patria de Bolívar. Teóricamente se encuentran dadas las condiciones para intentar darle una salida militar definitiva al caso venezolano, y “resucitar” el vetusto esquema de dominación que una vez ostentó sobre la región.
Si bien no las tiene todas consigo nunca podrá esperar tener mejores condiciones para ello. El servilismo que hoy en día le dispensan la mayoría de los gobiernos de la región, a pesar de que muchos de ellos tienen prácticamente “el rancho ardiendo”, les resulta una “tentación” difícil de resistir. Sobre todo cuando al gran coloso de la región llegó un “gorila” de la talla de Bolsonaro.
La intempestiva y apresurada salida de las fuerza militares de los EE.UU. en Siria podría parecer estarse moviendo en este sentido. Aunque la manera cómo el gobierno de Venezuela se ha venido “moviendo” y preparándose para lo que resultaría “inminente”, le ha permitido granjearse un interesante y oportuno contrapeso.
Una estratégica alianza con poderosos países que indudablemente serían los próximos en ser intervenidos si el gobierno norteamericano consolida sus objetivos en Venezuela. Desconocer esta realidad les supondría tener que enfrentar a este poderoso e inestable enemigo, luego que se haya fortalecido con el preciado botín venezolano, en sus propias fronteras.
A pesar que resulta evidente que los EE.UU. no puede por más tiempo continuar manteniendo aquella ópera bufa de ser el macho alfa del mundo, el poderoso lobby del complejo industrial militar podría presionar, con el impeachment, el temperamento narcisista de Trump, y obligarlo a por lo menos intentar “probar suerte” en este rico país.
El sí pero no en que ha caído la anunciada salida de Siria parece estancado por este intransigente sector. El gobierno de Trump abiertamente a “puerta cerrada” por su maniática obsesión de construir el Muro, obstaculizado por el Congreso, avanza hacia un verdadero e histórico desplome de su popularidad, lo que le supondría cuesta arriba la reelección del 2020.
Nada menos que 800.000 trabajadores del gobierno federal son los que no percibirán salario mientras continúe la “malacrianza” de este solo personaje. Cifra nada desdeñable pero minúscula si consideramos los 38 millones de estadounidenses que hasta febrero podrán contar con los cupones del Programa de Nutrición Suplementaria (SNAP) para poder sobrevivir.
Un Muro que en principio debía ser pagado por México, incluso Trump llegó a decir que se le obligaría a pagar por ser culpable de todos los males en sus calles. Aunque si por esto fuera quien realmente lo debería de pagar en su totalidad sería Colombia, ya que según informes de la propia ONU este país ha permitido el aumento en un 52% la producción de cocaína.
Este verdadero S.O.S. o Crisis Humanitaria por la que atravesaría el pueblo norteamericano parece no tener dolientes. Para Trump "la mayoría de los empleados que no están recibiendo paga son demócratas". Las miserias que se han desbordado entre unos y otros deberían agravar y concientizar a este pueblo sobre las profundas aberraciones de “su” sociedad.
Estas contradicciones, no solo económicas, se han convertido para Trump en una espada de Damocles que podría, al filo del impechment, dejarlo fuera del gobierno. Innumerables y variopintos son los análisis que vaticinan un próximo debacle de su moneda. A pesar de ello aún vitorea estar “ganando” la guerra comercial que mantiene con buena parte del mundo.
La malderábica sancionapatía, síndrome indiscutible que la economía norteamericana ha caído en el oscuro foso del “sálvense quien pueda”, impuesta tanto para adversarios como aliados, mantiene aterrorizados a buena parte del planeta. Este juego sin reglas rompe todos los esquemas y prelados de legalidad en los que se funda y sostiene nuestra contemporaneidad luego de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial.
La manera cómo están por dejar a su suerte a quien ya no les sirve, ha hecho que sus más fieles aliados en el Oriente Medio, las Unidades de Protección Popular (YPG) pro kurdas en Siria, para no terminar como la etnia hmong que luego de enfrentar a los norvietnamitas de Ho Chi Minh fueron cobardemente abandonadas, están obligadas a reconsiderar la postura frente al ejército sirio y ruso.
Un precedente nefasto y una clara advertencia para todos aquellos quienes asientan alistarse en sus demenciales empresas. Una advertencia histórica que si bien puede aun reclutar algunos tartufos no lograría convencer aquellos pueblos que en definitiva son los que participan y hacen con sus sacrificios posible el infierno de estas guerras.
Resulta obvio que la “bestia” se encuentra entrampada. Las airadas declaraciones de Trump hacia sus aliados afirmando que “en los últimos 17 años EE UU ha gastado siete billones de dólares” sin “recibir nada a cambio”, hace prever que el pillaje a los cuales se hayan acostumbradas deberá ampliarse y resultar aun más sanguinarias y demoledoras.
La sociopatía con la que se comporta el gobierno norteamericano en su pretensión de instaurar un nuevo orden de relaciones internacionales solo encuentra parangón lo visto y sufrido por los imperios del pasado. Un sujeto histórico cuya retorcida racionalidad lo hace poco fiable. Un socio o un sociópata de muy mala reputación y peor proceder.
Ni siquiera después de la desintegración de la URSS, cuando EE.UU. se erigió como la potencia absoluta y hegemónica, cuyo poderío y voluntad militar resultaba incuestionable y hasta “religiosa”, las relaciones internacionales, incluyendo las comerciales, llegaron estar impregnadas de tan prosaico e irracional proceder.
El arresto de Meng Wanzhou en Canadá denota el grado de frustración que refleja ante el indetenible avance que viene alcanzando China con Huawei y ZTE en la tecnología 5G, muy pronto capaz de no tener cercano competidor. Tecnología que el propio “Consejo de Seguridad Nacional de USA (National Security Council) equipara al invento de la imprenta de Gutenberg”.
La nula confianza por la que atraviesa la política exterior norteamericana inexorablemente le ha venido llevando a la pérdida progresiva de mercados financieros, en un ostracismo que muy pronto la terminara de asfixiar. Cada vez más enfermizamente dependiente del componente militar para lograr “sustentar” la hipertrofia de su economía.
El Dólar ha venido perdiendo solidez y continuará su descenso por la escasa circulación que le depara la conducta poco fiable de la política norteamericana. A pesar de los dividendos que pueda “prometer” resulta la más peligrosa dado que unilateralmente puede servir como arma política para que los EE.UU. prohíba pagos y también congele cuentas (lo que sucede con Venezuela).
China como mayor acreedor de la deuda norteamericana está destinada, más temprano que tarde, a sufrir un tiro por elevación. Y ha sido una de las principales causas del por qué hasta ahora no haya actuado con mayor beligerancia en el “toma y dame” comercial y económico que últimamente ha recrudecido con la administración Trump.
Los movimientos que tras la “gran muralla” se han venido conociendo dan cuenta que este Gigante seriamente trabaja en ello. Lo confirma el hecho que ha emplazado sus fuerzas armadas, el Ejército Popular de Liberación de China, “estén listas para la guerra, que es tiempo de emergencia y que estén preparados para cosas inesperadas”.
El descontento y la desmejora sustancial en la calidad de vida de la que no han podido escapar incluso los pueblos de sus principales socios y aliados europeos resulta un hecho que al parecer todavía no ha explotado en sus justas y verdadera dimensión. Por cuánto tiempo más la OTAN estará en capacidad de mantener a la Comunidad Económica Europea alineada con la política exterior norteamericana…
Si no es verdad que actualmente “un fantasma recorre Europa”, el “escalofrío” que viene provocando los Chalecos Amarillos en Francia está por imponer un deslinde cautelar a las imposiciones gringas. La idea de proponer a la Comunidad Europa la conformación de un ejército propio si no es prueba de este malestar por lo menos “se parece igualito”.
No debe de sorprender que un acercamiento económico a Rusia y a China se encuentre "revoloteando” para los venideros meses en buena parte de los gobiernos europeos. De lo contrario podría presentarse un inevitable “reseteo” de estos gobiernos al ser sustituidos por nuevos partidos políticos cada vez más ajenos a la órbita de influencia norteamericana.
Pareciera que cada día un desenlace militar se hace más obligatorio para solucionar la diatriba que ocupa actualmente las diferentes posiciones en pugna. El más cercano seguramente lo representa el caso venezolano, como hemos venido sosteniendo, y que podría arrastrar por “inercia” al resto de los países en una conflagración apocalípticamente mundial.
A pesar que Latinoamérica no es la misma de aquellos días en los que la crueldad de la bota militar “contuvo” los movimientos nacionalistas de la región, y cuyas heridas aún continúan tan abiertas como en mora; la política exterior norteamericana apuesta lo que le queda de Hegemonía en que sus actuales “monigotes” podrán nuevamente contener aquella rebeldía.
Ni siquiera para este reducto que da grima, que se da por llamar Grupo de Lima, por la marcada devoción con que se prestan atender los caprichos guerrerista de Trump, han logrado el liderazgo suficiente para convocar consensos en sus propios gobiernos para esta demencial locura de arremeter militarmente contra Venezuela.
El ruidoso “sopapo” que recibió Bolsonaro del Ejército al negarle ceder espacio brasileño para la instalación de una Base Gringa, a pesar de que se la había servido en pomposa ceremonia al propio Pompeo, connota lo más aún difícil que le resultará convencer a su propio pueblo y a sus Fuerzas Armadas asumir un arrebato de tan húmedo y grosero servilismo.
A pesar que ha sido un sueño que no ha abandonado la oligarquía colombiana desde que vendió, en la Cosiata traidora de Santander, su Independencia, abiertamente “coqueteando” con el monroísmo de 1823, el hacerse del territorio venezolano, Duque viene decidido a llevarse el “honor” de lograrlo, aunque el “rancho le caiga encima”.
No hay gobierno que le perjudique más la historia que el de Iván Duque. Patéticamente de manifiesto cuando expresó “el apoyo de los padres fundadores de los Estados Unidos a nuestra independencia fue crucial” lo que seguramente valió para que Pompeo, por si las moscas, se apresurará a responder “los cultivos de coca siguen siendo la mayor preocupación de Estados Unidos”.
La disparatada manera como el gobierno santandereano de Duque busca desconocer la historia no es casual y resulta obligada para doblegar la mayor fortaleza que ampara la defensa militar de Venezuela. Sun Tse refiere en su libro El Arte de la Guerra que son cinco los factores fundamentales que la rigen. Siendo la Doctrina, la primera y una de las más importantes de ellas.
La Doctrina impulsada y creada por Bolívar desde el mismo terreno de batalla es una de las que más acaparado el estudio y admiración de los diferentes y más especializados centros de investigación (civil y militar) de todo el mundo. No en balde el alcance obtenido por el Comandante de Chávez (200 años después) resultó descomunal y todavía presente en gran parte del pensamiento y la acción Insumisa en el mundo.
Doctrina que hoy en día emerge por los poros de una considerable parte de la población venezolana, y que no solo le ha llevado mantenerse en “pie” a pesar de las difíciles calamidades por la que se le ha venido sometiendo, sino que con mayor decisión y furia podrían volcarse hacia todo quien osara perturbar violentamente su sagrado suelo.
Doctrina que ha permitido que hasta ahora los plazos se sigan y sigan cumpliendo, y Venezuela CONTINÚE APERTRECHÁNDOSE…
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