Ambair.
Un cuento de las cumbres azules, en las montañas andinas
Cuando llegaron los tres muchachos al hogar de Doña Doralisa Mora, ya la noche mostraba sus primeras penumbras. Aquella casita de la familia Mora, tenía blancas tapias de piedras, techo de madera en caballete y tejas degradadas en grises del barro cocido. Doña Doralisa Mora, llamaba a su vivienda “Casa de las Rosas Rojas” por su dedicación al cultivo de las rosas rojas.
Ambair, Anaís y Audio alumbrándose con un candil de luz amarillenta, se sentaron en torno a una mesita de añejos troncos; que Doña Doralisa había colocada en el corredor interior de la vivienda.
Finalmente, sobre La Cumbre las últimas luces del día se escaparon por las ventanas de la bóveda celestial y las sombras invadieron a las montañas andinas venezolanas. Al mismo tiempo, las dos muchachas y Audio conversaban y reían de sus chuscadas, hasta que Doña Doralisa les llevó a la mesa los manjares de la cena andina: queso ahumado, arepas de suave textura y una aromática y azucarada “caspiroleta”, bien caliente para quitar el frío del páramo. (¿Qué es la Caspiroleta? Ingredientes: 1 litro de leche. 5 huevos, de los cuales se separan las yemas de las claras. 4 astillas de canela. 1 copa de vino tinto. Miel de abejas al gusto o azúcar y canela en polvo también al gusto. Preparación: cocine la leche, el azúcar y la canela. En otro recipiente, bata las yemas con el vino, brandy o ron y aparte mezcle las claras hasta el punto de nieve. Retire las astillas de canela y agregue a la leche las yemas batidas con el licor. Revuelva con un molinillo y añada las claras lentamente mientras bate. Espolvoree canela al gusto y beba la Caspiroleta caliente)
Después de la cena, Ambair, Anaís y Audio, charlaron de algunas de sus fantasías juveniles. Que a veces se dicen en ansiosa imaginación, cuando se tiene la edad de la inexperiencia y los sueños de la adolescencia se llenan de: ilusiones, fábulas y la vida por venir.
-Ambair, estoy muy cansada y voy a dormir. Que tengas buenas noches marinero-
Y se despidió Anaís, dejando solos a Ambair y Audio; quienes entonces pasaron a una terraza convertida en atiborrado jardín de crisantemos pompón, cuyos pétalos de la flor dorada exhalaban su exquisita fragancia.
Se sentaron en un pequeño banco debajo de un cerezo rosado y allí, íngrimos entre los rumores de la noche cuajada de rutilantes luceros, vivieron el encanto de lo efímero:
-¡Tus ojos Ambair! son los más hermosos que he visto. Tienen el hechizo de los mares que conozco y el azar si uno los navega. Porque jamás llegará a puerto seguro. Y todo marino que se atreva a navegarlos, será náufrago en el cristal de sus aguas-
Y se escuchó la risa argentina de la hermosa Ambair, cuyos ojos eran más bellos que la noche en plenilunio en las montañas andinas. Y ella, turbada por la emoción y sus mejillas sonrojas, le respondió:
-¡Escúchame tú ahora marinero! Si algún día errante marino del mar. Te amarrara a otro puerto, un lejano amor. ¿Qué mujer mañana, te podrá amar? Sin que queme sus alas. Sin que queme sus sueños-
-¿Tú conoces el mar Ambair?- -Si te soy sincera, sólo una vez, en un viaje a la costa disfruté de sus aguas cálidas y viví una noche de plenilunio, sobre la arena húmeda del mar contando luceros. Pero te invito mañana domingo a la laguna de Mucubají de aguas azules y si esperamos el ocaso, contemplaremos un infinito universo de estrellas, sobre los collados andinos-
-¿Ambair, eres una soñadora?- -Sí Audio, yo sueño con el mañana. Con el amor del mañana y el futuro, porque la vida y el amor es yunta inseparable. No olvides marinero Audio, el amor es el principio de la vida. Y quizás, en consecuencia del amor, tú y yo, estamos aquí y ahora-
-¡Oh Romántica Ambair! Una noche buscando un texto de historia en la biblioteca de mi madre, encontré un libro escrito por Vicente Blasco Ibáñez, una novela titulada “La Catedral” y en su trama decía algo así, refiriéndose al amor: “El instinto de la conservación de la especie, que embellece la poesía llamándola amor”-
-Por supuesto Audio, desde las características biológicas el amor es el instinto de la conservación de la especie; pero existen marcadas diferencias entre el amor de mujer y de hombre. Aunque suene cruel y como toda regla tiene su excepción, el varón de la especie humana por naturaleza propende a engendrar cuanto hijo pueda. Si tiene la oportunidad y en ello es similar a cualquier macho de las otras especies del planeta.
En contraposición, la mujer es más selectiva, porque su amor se acrecienta en cada relación con su pareja.
Y así, se traduce en código de fidelidad y cuando una mujer tiene un hijo es compromiso de madre que no puede soslayar.
Además marinero, ¿No sería quitarle el encanto al amor con ese materialismo radical del novelista Ibáñez?
Audio, el amor no se inventa, no se fabrica, ni existe brebaje que lo produzca o lo remedie. El amor aunque orgánico en nuestras células reproductivas, no deja de ser íntimamente, el estado más sublime de la espiritualidad y es como el néctar del alma-
Hubo un breve silencio entre los dos adolescentes y luego Audio respondió: –Sí Ambair, tu argumento en parte es razonable; pero el amor es de los dos, es decir, del hombre y la mujer. Y también existen hombres con criterio selectivo, cuando se enamoran y el amor por una mujer se torna único-
-Audio, precisamente desde mi sosegada serranía andina, aquí en la lontananza de las cumbres de mis montañas de Los Andes, donde se derrama en apoteósica cascada la luz y el color; yo siento el futuro y sueño con el amor. Porque para mí es ver a través de la azul lejanía y lo que traerán los años futuros.
Es como si el mundo con sus miserias quedara allá abajo, donde el tiempo se detiene envuelto en el odio y las desgracias de los hombres. Y Yo Ambair, siempre me digo a mi misma: Tú, aquí arriba en esta límpida cuna que es tu aldea, te abrigas en tus quimeras-
-Yo Ambair, idealizo entre las nubes moteadas de mi altozano, la existencia de la humanidad unida por la fraternidad. Y me pregunto ¿Por qué no ser felices? ¿Por qué no desechar las desventuras humanas, producto de la guerra, el hambre y la codicia? ¿Por qué no se encuentran los herederos del Homo Sapiens, al igual que las montañas y las neblinas que se funden en un abrazo?-
-Definitivamente, Ambair eres idealista; ¿pero descendemos del “Homo Sapiens” o del “Neandertal”?- Atinó a decir Audio.
-Marinero, en nuestro genoma llevamos genes de Homo Sapiens y en consecuencia somos quijotes del presente y artífices del futuro. De los cambios y progresos de la Humanidad. Los que sueñan marinero Audio, imperecederamente viven la ilusión posible de moldear las aristas de la fraternidad y el progreso; para conducir a la sociedad humana, por senderos de prosperidad y amistad-
-Preciosa Ambair, la felicidad casi nunca es la suma de lo que hemos vivido, la felicidad nunca totaliza aquello que tenemos. De la felicidad siempre logramos una parte de ella. ¿Tú, crees qué podemos alcanzar la plenitud de la felicidad? Siempre no somos felices y ¿sabes que hacemos Ambair? Adecuamos nuestra existencia a las circunstancias que debemos vivir y a veces aceptamos y compartimos aquellas eventualidades que rechazamos. ¿Ambair, alguna vez has aprobado algo que no quieres compartir? Sin ser pesimista, somos felices en la medida que nos conformamos con el derrotero y acontecimientos de nuestra propia vida-
-Marinero Audio, únicamente, dos razones para existir ¡La Felicidad y El Amor!-
-Esa explicación sí me convence, encierra la verdad del coexistir humano, hermosa Ambair. Pero dejémosle, al debate científico y al filtro académico las respuestas. ¿Estás de acuerdo?-
-No tan de prisa marinero, ¿Tú recuerdas las clases de psicología en bachillerato? ¿Recuerdas “La Ventana de JoHari?-
-¿Preciosa niña, esas son técnicas de psicología?-
-Audio más que técnicas, se trata de una instrumento de “La Psicología cognitiva” establecida por dos psicólogos, uno de ellos Joseph Luft y el otro Harry Ingham.
Después, a este método para ilustrar los procesos de interacción entre los humanos, se optó por identificarlo con las tres primeras letras de estos psicólogos: “Joh Hari” y quedó como Jo Hari.
Así mismo, el filósofo Charles Handy, denomina a La Ventana de Jo Hari, con el apelativo de “Casa de Cuatro Habitaciones”. De hecho, La Ventana de Joh Hari se dividen en cuatro partes: Primera Ventana, refleja lo que conocemos de nosotros mismos; pero también, muestra lo que los demás conocen de nosotros. Segunda Ventana, allí se encuentra, lo que las demás personas conocen de nosotros. Tercera Ventana, en ella está todo lo que conoce la persona de sí misma; son nuestros secretos y de nadie más. Y la Cuarta Ventana, que es la parte más misteriosa del “subconsciente” o del “inconsciente”, es lo que la persona desconoce de misma y también por quienes conviven con ella. Es lo oculto de la psiquis -
-Ambair esa última ventana de Jo Hari es una engañifa de la mente- -No tanto marinero, digamos que es lo oculto del alma humana-
Y las risas de Ambair y Audio, retornaron para colmar la terraza y el jardín de la frescura de sus años juveniles…
-¿Marino Audio estás escuchando al mar? ¡Escucha como te llaman las olas! Las olas de tu Mar Caribe. Bajo el calor tropical. Con palmeras embriagadas de sol. Cuando el mar enamorado besa la arena. Y se va para no volver.-
Y retornaron las carcajadas de Ambair y Audio. Continuará…