Dentro de cuatro paredes, se limita mi existencia,
en un mundo donde mi cuerpo es objeto y mi mente
sujeta a adaptarse, a resignarse.
Prefiero mirarme al espejo y encontrar en mi
algo más profundo que un cúmulo de cicatrices,
que unos ojos llorosos, y una mueca
en lugar de la sonrisa que me nutre el alma.
Pero cuando mi alma se pierde,
mi cuerpo no alcanza a aparentar,
no sale sonrisa, ni mueca, ni nada
la mirada perdida, los hombros caídos
el sol derretido en mi espalda.
No se a quien dirigirme, si a Dios o a la vida,
con el Universo no converso
pues me responde siempre con un largo silencio
que no logro escuchar, que no puedo descifrar,
Cuéntame vida que quieres,
no me dejes caer en el ingrato mundo de la normalidad,
no me sueltes, no quiero mezclarme
no quiero desaparecer.
Mahría