Estando en el pedagógico conocí dos compañeras de estudio, ambas viudas casi de la misma edad, una de 47 y la otra de 48 años de edad, una de ellas muy alegre, abierta y algo alocada, sencilla y muy sincera y la otra más bien sumisa, siempre callada y nunca dice lo que piensa solo afirma lo que dicen los demás, por ello las llamábamos la “Viuda Alegre” y la “Viuda Triste” por sus rasgos psicológicos. Encontrándome en la biblioteca de la Universidad llega de pronto la “Viuda Triste” y con lágrimas en los ojos me dice, amiga sino te cuento explotaré repentina y violentamente. Me asusté un poco, me dijo que recientemente se habían mudado unos nuevos vecinos al lado de su apartamento, y eran muy amistosos, eran una familia conformada por tres personas, el esposo Economista de 60 años de edad, trabaja por su cuenta, la esposa de 55 años Ingeniero, y un hijo de 21 años estudiante de medicina, son muy extrovertidos, siempre saludando, “buenos días”, “soy el nuevo vecino para servirle”. ... se los encentraba todo el tiempo; en el ascensor, en el pasillo, en la panadería, además de eso tocaban el timbre _vecina quiero que pruebes el café nuevo que salió, tengo una casa en la playa, quisieras acompañarnos; La “Viuda Triste" cuenta que ella tiene dos hijos uno de 20 y una de 19 años de edad, ambos estudiantes en la Universidad, uno y otro se enfrentaron a su madre y le reclamaron que dejara a su papá descansar en paz, que se fuera a la playa con los vecinos. Esta se aferraba a mi brazo y me decía—Amiga, necesito que mi vida no se complique… De nuevo la “Viuda Triste” me miró con unos ojos queriendo decirme no me juzgues, acepté ir a la playa con ellos, realmente el apartamento cumplía con todas las comodidades, aire integral, lavadora, cocina y al llegar ellos se fueron a la habitación matrimonial y me dejaron en otro cuarto con Octavio el joven de 21 años. No estando acostumbrada a dormir con nadie sino con su difunto esposo desde hace más de 9 años, no le quedó más remedio que compartir la habitación con el joven que comprendía de dos camas pequeñas, me vestí en el baño y al salir el joven ya estaba en calzones, me preguntó si estaba cansada, le dije un poco, tomo un aceite de coco y comenzó a darme masajes de una forma que despertó en ella nuevas experiencias y deseos dormidos, permitiendo aflorar mucho placer en su cuerpo y sucedió lo inesperado, se entregó al disfrute y hacer el sexo algo divertido e interesante con el joven de 21 años de edad esa noche. Le dije ya veo. Por cierto, no fue esa sola noche, después de la playa continúan los encuentros. De nuevo, la “Viuda Triste” me miró con unos ojos que parecían leer mis pensamientos, le pregunte —¿Y qué clase de relación estás buscando? —Tienes que entender que hay mucha diferencia de edad y que solo estás viviendo una aventura, disfrútala mientras dure, solo se me ocurrió decirle eso.
ME GUSTARIA QUE EMITIERAN SU OPINION
La energía que una pareja más joven nos inyecta es gigante, comparado con lo normal de las mujeres que se dirigen al altar con alguien de su misma edad. No obstante, para que una pareja funcione teniendo una importante diferencia de edad, no se trata sólo de los años de diferencia, vivimos en un contexto en base a una serie de características sociales, que incide en su realidad, la educación y los valores recibidos a lo largo de la vida.
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