11 de mayo de 2011 a las 14:38
Cuando jugábamos en el jardín lleno de Jazmín, sobre la tibia losa de piedra; En punta de pie para no quemarnos la planta. Regando el jardín o solo corriendo, el fumaba y leía el Sol de Margarita.
Nosotros, ayudábamos a platear su siempre gris pico de viuda… si, si, si antiercito cuando caminaba sorteando el trafico, para traer el Meridianito, cuando pedíamos barajitas para rellenar o metras para jugar.
Cuando pedía un choriiiiiiiiito de café si le daban permiso o si tu abuela me lo permite. Una sonrisa amarrilla gastada por el tabaco, una ceguera y sordera selectivas que se nublaban cuando la fémina del Nilo se enfurecía; pero se volvían agudas cual jovencito al pasar una bella mujer.
Un paseíto cervecero, un madrugonazo pa sacarle la cedula al nieto, una parada pa comprar pan en los robles. Una queja “estos turistas caraqueños viendo vitrinas”. Un beso en la mejilla que te pinchaba con la barba….. una llamada silenciosa de despedida y una caja inmóvil llena de polvo.