Por: Camilo Arias
¿Acaso tu voz me empalaga de manera jocosa cuan miserablemente me intranquilizo en la megalomanía apasionada de lo que se presumía ser mi calma relativa? eso no lo puedo demostrar, tan solo puedo pedir que se lo imagine una brisa desenfrenada que me rosa el cabello, brisa que me habla y yo le hablo, me lo imagino, me imagino que me habla, que ella me habla en la historia, en la historia de mi vida y me hace sentir con vida, me imagino muchas, tantas cosas, pero aun yo hablo por el teléfono. Debo verme gritar, temo verme así, esto parece y es imposible, pero es parte de mi naturaleza imaginar, solo me reprimo mi depresión, miro las paredes de mi residencia, me parecen simples, pero no lo son, porque todo tiene su ciencia, la ciencia que abarca, la ciencia que es la química que siento por ti, pero simplemente te hable, el relámpago que salió de mi garganta me impresiono porque lo que te dije me hizo sentir vivo después de tanto tiempo en esta ciudad, después que pensaba que tendría que llorar o salir a suicidarme, pero hay cosas que me ayudan a vivir, pero yo simplemente me voy de vez en cuando a algún lugar, a mi mente, y yo solo hablo contigo y siento todo esto, pero cuando me pierdo en esta ciudad ya tu sabes comprender que solo un momento me basta para pensar todas las cosas que pasan como cine por mi mente, mi enloquecida mente, mi anamnésis, mi regresión, mi hipnosis, mi catarsis pero después que nuestro cuerpo cambia cada día mucho más, es mejor tocarnos en la oscuridad, es mejor juzgarnos en la eternidad, más la puerta se abre hacia la eternidad, no sé si juzgarnos en la libertad, o quizá, encerrarnos en prisión perpetua, yo creo que las pesadillas me duelen más que los buenos sueños que he podido tener, las líneas que escribo, a veces no convergen y convergen, pero trato de que sean secuenciales, no las secuestro, trato de soltarlas no las quiero encadenar, no quiero ponerles cadenas que las retengan, porque si no caería en el mismo error de la opresión de mis palabras, como siempre lo hago, y aun así, te sigo hablando por el teléfono.
Hermoso poema, gracias por compartirlo