Ejemplar de la especie Giaus villosus de Australia, pasó décadas cuidando de su pequeña madriguera.
Número 16 —la araña más longeva conocida— ha fallecido, probablemente asesinada por una avispa a la edad de 43 años. Sobrevivió a la araña que ostentaba el récord anterior, una tarántula de 28 años de México. Antes, los investigadores creían que las arañas tramperas vivían unos 25 años. Sin embargo, algo más importante que batir un récord es el hecho de que Número 16 enseña una lección de sostenibilidad, según contaron los investigadores a National Geographic.
Número 16 construyó su madriguera en la reserva de Bungulla Norte, en el suroeste de Australia, cuando era joven. Al igual que todas las arañas tramperas hembra (arañas migalomorfas), era muy casera y apenas salía de su madriguera. Tenía que proteger y mantener su hogar, ya que si resulta dañado, las arañas maduras no pueden reconstruirlo o mudarse con facilidad.
Las arañas de esta especie son tropicales y peludas, miden hasta 4 centímetros de largo y anidan bajo tierra. Sus picaduras pueden provocar dolor e hinchazón en humanos. Camuflan hábilmente su trampa y disponen líneas de forma que cuando un insecto tropieza, saltan en un ataque sorpresa, arrastrando a su presa a su nido.
En 1974, la aracnóloga australiana Barabara York Main incluyó a Número 16 en un estudio acerca de la vida de estas arañas en su hábitat nativo para analizar su naturaleza sedentaria y sus metabolismos lentos. Como parte del estudio, todos los nidos activos se supervisaban cada seis meses. El 31 de octubre de 2016, los investigadores descubrieron que la tapa de la madriguera de Número 16 había sido perforada por una avispa parasitoide y estaba en mal estado. Las avispas parasitoides implantan huevos en el interior de otros insectos y, cuando los huevos eclosionan, las larvas se alimentan de su huésped, que en este caso era Número 16. Todas sus contemporáneas habían muerto hacía ya tiempo.
El estudio concluyó que Número 16 es un ejemplo de una larga vida de bajo impacto y de una utilización frugal de los recursos. Además, ella —y las arañas de su especie en general— no puede “hacer las maletas y mudarse” si su casa resulta destruida o está gravemente dañada. Esto podría ser una lección de vida sostenible para los humanos, según la autora principal del nuevo estudio, Leanda Mason, de la Universidad Curtin de Perth.
“Por el contrario, los humanos somos demasiado precipitados e insostenibles al ritmo al que consumimos y destruimos recursos”, aseguró Mason en un email.
Saludos Rita osorio.
Fuente: www.nationalgeographicla.com/animales/2018/05/los-43-anos-muere-la-arana-mas-longeva-del-mundo.