Estoy seguro que si se le preguntase a las mujeres venezolanas por qué razón deben compartir ella y su marido en partes iguales, los bienes habidos en el matrimonio o en las relaciones estables de hecho, se obtendrían en forma abrumadora estas tres respuestas: 1) Porque así lo dispone la ley, 2) Porque no me puede dejar desamparada después de haber estado casada o 3) Porque debe mantener y cuidar de sus hijos (si los hubiere).
En la práctica, los abogados que trabajamos la materia, oímos repetidamente estas expresiones que dicen mucho de la condición de minusvalía que ellas mismas se asignan o que de alguna manera se les ha inculcado o impuesto: "a mi que me dé mi casa y se quede con todo lo demás...", "yo no voy a pelear con él y que se quede con todo eso, yo me las arreglo", "que se ocupe de lo necesario para sus hijos y yo me encargo de lo demás", "yo no tengo interés en quitarle sus cosas", etc.
Por lo general, la posición fundamental es la de asignarle al hombre una especie de infinito poder sobre los bienes y la mujer, perdónenme a crudeza, una condición mendicante, asumiendo que deba conformarse con "lo que le den".
En el ambiente judicial, además, resulta más fácil defender a los maridos que pretenden burlar los derechos de su esposa que en el caso contrario. La medidas cautelares son débiles cuando de la mujer se trata.
De hecho, cuando la mujer actúa, lo hace contra un marido que tiene prerrogativas y casi siempre la posesión, ad VIEJO TABÚ DE LA MUJER VENEZOLANA, AUN VIGENTE. ministración o titularidad de los bienes. A la inversa, no se da casi nunca.
En el foro judicial, apenas recientemente hay una publicación inteligente, bien documentada y revolucionaria que sostiene el Dr. Gilberto Guerrero, la cual debería ser el principio de una reivindicación total y justa de esta situación en favor de la mujer (obra referida a la comunidad concubinaria)
Y ahora lo esencialmente jurídico: La mujer tiene establecidos sus derechos en el cincuenta por ciento de los bienes habidos en el matrimonio o unión de estable de hecho, por la sencilla razón que la ley entiende que ella colaboró o contribuyó a producirlos, sea con el trabajo en la casa y educación y cuidado de los hijos, orden en el hogar, atención personal al marido trabajador e, inclusive, también con su propio trabajo fuera del hogar.¿les parece poco?
REPÍTANLO UNA Y OTRA VEZ: LA MUJER TAMBIÉN ES DUEÑA DE ESOS BIENES.
Es necesario, para el bien de la sociedad y la familia, que la mujer venezolana deje atrás esa crónica debilidad y defienda sus derechos con ahínco y fortaleza.
La fotografía que ilustra este post, es de la exclusiva propiedad del autor de este blog.