Realmente, no sé si quedarme con el cuento o con tu imitación de la rana. En ambos casos, resultan un poema a la belleza y a la imaginación. Con el cuento, me has recordado la magia de los antiguos canteros, siempre buscando lo imposible, la cuadratura del círculo y el escarabajo que sale de dentro de la montaña, una antigua leyenda masónica: la del gusano shamir, capaz de pulir la piedra hasta dejarla tan brillante como un espejo. Pero con tu imitación, esta noche me acostaré cansado, como siempre, pero a diferencia de otras noches, con una sonrisa en la cara.
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@juancar347 los gracias no alcanzarían, por siempre hacerme sentir bien, que mi trabajo es agradable, por motivarme con comentarios que vienen llenos de energías coloridas, porque cuando balbuceas entre letras, aparecen manzanas, algunas mazorcas y picotazos de oca.
Leeré más sobre el gusano de Shamir, al parecer lo necesitan para construir el templo, entonces asusta al pájaro y se lo lleva, pero...debo leer más.
Feliz noche, más bien, feliz miércoles. Un fuerte abrazo.
Qué menos que devolverte parte de la alegría e ilusión que proporcionas con tus cuentos. Las ocas son unas buenas amigas: seguro que sus picotazos son siempre cariñosos. Otro abrazo fuertote para ti