Después de un declive en la producción de la escultura excenta y del brillante apogeo de un arte mobiliario expresado en una profusa producción de relieves, grabados y plaquetas, hacia finales del Magdaleniense, hace unos 20000-10000 años antes de Cristo, es decir, hacia finales del paleolítico, tuvo un espectacular auge, la "pintura rupestre", acaso la más importante creación artística del arte prehistórico.
La bóveda de las "Cuevas de Lascaux" ubicada en Dordoña (Francia), descubierta en 1940 y de unos 16000 mil años de antiguedad, además de la magnífica "Cueva de Altamira", ubicada en Cantabria (España), descubierta en 1879 y de unos 14000 años de antigüedad, son sin duda, los grandes "Museos" de la pintura rupestre.
Es indudable que el mayor apogeo y antiguedad de la pintura rupestre se produjo en territorios de las actuales España y Francia, lo que ha dado en llamarse la "Escuela Franco Cantabrica", pero actualmente se ha confirmado la existencia de arte rupestre en todo los demás continentes del planeta, aunque de más reciente data.
Sigue siendo motivo de controversia las razones que impulsaron al hombre prehistórico para decorar los muros de éstas grutas, pero es posible que el objetivo fuera
el deseo de comprender su entorno, describir su medio de subsistencia a través de la cacería, probablemente vinculando éstas actividades con rituales de una magia muy primitiva.
Aún así, se advierte una evolución artística en el desarrollo de la pintura rupestre, a lo largo de miles de años, desde grabados hechos en líneas paralelas, pasando luego al puntillaje, a la utilización de punzones y de colores para destacar siluetas, hasta el desarrollo de una elaborada policromía, en la que destacan, los colores, rojos, negro, amarillo y violeta...!