Anteriormente se habló del desastre para extraer uranio de la naturaleza, de igual modo su procesamiento ahora se presenta lo que ocurre con su BASURA, esta debería ser considerada la verdadera basura a pesar que según los “científicos” existen “elementos reciclables”
Resultan necesarias unas preguntas: ¿realmente esto puede ser considerado desarrollo? ¿Hasta cuándo se extenderá ese desarrollo? ¿Acaso esa extracción, de ese mineral, proviene de un lugar distante a la tierra?
DW TV
“En Normandía, a orillas del Canal de la Mancha, se encuentra la planta de reprocesamiento de La Hague. Allí los ingenieros de Areva, el consorcio atómico más grande del mundo, descomponen las varillas combustibles gastadas de uranio y plutonio, separando los elementos reciclables de lo que es basura nuclear. Estos deshechos son almacenados de forma adecuada, asegura Jacques-Emmanuel Saulnier, vocero de la empresa: “seguimos criterios muy estrictos y lo hacemos con mucha atención, de modo que el riesgo restante sea mínimo”. Greenpeace alerta Sin embargo, Yannick Rousselet, encargado de asuntos nucleares de Greenpeace Francia, desconfía de Areva. En un documental televisivo reciente, Rousselet dejó en evidencia que el consorcio arroja todos los años 33 millones de barriles - de cien litros cada uno - de agua radiactiva al mar. Areva alega que se trata únicamente de 1,5 millones de barriles. Pero también esta cantidad alcanza para que Cobalto-60 y Cesio-137 sean absorbidos por cangrejos y algas e ingresen así a la cadena alimenticia”.
BBC MUNDO
En la localidad de Carlsbad, en Estados Unidos, un depósito subterráneo es desde hace 15 años el principal lugar de desecho de residuos tóxicos nucleares del país. En el llamado Waste Isolation Pilot Plan (WIPP) los residuos permanecen cubiertos por múltiples capas de sal de unos 250 millones de antigüedad, que teóricamente evitan que la radioactividad llegue al exterior. Pero en el mes de febrero, una filtración ha puesto en tela de juicio la seguridad de la planta, también conocida como WIPP, por lo que su futuro es incierto.
EL COMERCIO MUNDO de abril del 2018
“El convoy con 123 toneladas de desechos nucleares, el duodécimo desde que se propagó el uso de la energía atómica en Alemania, vivió una verdadera odisea desde que partió el viernes por la tarde de la planta francesa de La Hague. Tuvo que cambiar varias veces su ruta por los bloqueos de activistas, algunos de los cuales se colgaron de un puente ferroviario o se encadenaron a las vías. La población de la zona teme que la mina de sal de Gorleben, en la que hasta ahora son almacenados los contenedores de forma transitoria, sea declarada por el gobierno depósito definitivo.”
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