Hay varios aspectos a analizar si se quiere responder la pregunta con certeza. Describámoslos brevemente.
Escasez
Las monedas emitidas por los bancos centrales, públicos o privados como el caso de la FED de Estados Unidos, están basadas en demanda y se emiten en forma de deuda tomada por el demandante. Es muy difícil para los bancos centrales, mantener el equilibrio y preservar el valor de la moneda que administran. Los déficits de cuenta corriente obligan a los gobiernos a demandar dinero de estas entidades y al ser inyectado al sistema sin una demanda natural de dinero por crecimiento económico, trae aparejado la depreciación del mismo por sobreoferta. El vivir en Argentina hace que sea imposible no estar al tanto de este flagelo. Se terminan formando bolas de nieve que terminan en estallidos no solo económicos, sino también sociales. Otra alternativa que tienen los gobiernos es financiarse con deuda, pero si esta última es para gasto corriente, carece de capacidad de repago y el desenlace es el mismo.
Bitcoin es escaso, realmente muy escaso, solo 21 millones de monedas es su tope máximo. En un mundo en constante expansión demográfica, las transacciones cotidianas tienen que ser expresadas en submúltiplos de este. La expansión económica, demanda linealmente la misma expansión monetaria, al tener una cota máxima, Bitcoin se transforma en una moneda con efecto deflacionario, es decir que va ganando valor a medida que pasa el tiempo, o lo que a fines prácticos es lo mismo, todo lo valuado en ella cada vez se lo va a conseguir más barato.
La teoría económica (y la practica también) afirma que este comportamiento atenta contra el consumo, ya que el saber que un bien en el futuro va a ser más barato nos hace replantear la idea de adquirirlo ahora mismo, solo lo haríamos en caso de tener la real necesidad de este. Este accionar nos ahorraría millones de toneladas en recursos naturales y obligaría a que los productos seduzcan por su durabilidad y no por cuestiones estéticas o superfluas, ya que nadie va a querer tener que volver a comprarlo en el corto plazo. Ahora bien, esto tira por la borda el sistema económico actual. Luego de la segunda guerra mundial, en occidente se impuso un sistema capitalista furioso basado en la rotación descontrolada de mercancías, y mantener a las personas en un constante ciclo de consumo. Luego de la caída del muro de Berlín esto se expandió a casi todo el planeta. Guste o no es lo que mantiene vivo al sistema, manteniéndonos en el ciclo de obtener ingresos para luego intercambiarlos por bienes y servicios.
Silvio Gesell, economista alemán con residencia en Buenos Aires, propuso el concepto de dinero oxidable. Su tesis se basaba en que el dinero tiene que perder valor con el tiempo, casi al punto de ser despreciable para el usuario a efectos de incentivar su rápido intercambio. Para ello proponía un sistema rudimentario de revalidaciones con estampillas. Actualmente el mecanismo que logra el mismo objetivo es la inflación, el aumento generalizado de precios, cualquiera sea su causante. Todos sabemos, principalmente los argentinos, que las épocas de alta inflación se corresponden con periodos de alto consumo, ya que nadie quiere que se le derrita su dinero en las manos.
Acceso
Otro aspecto a considerar es el uso práctico, es decir el acto del intercambio. De alguna manera u otra una transacción en Bitcoins requiere de un dispositivo electrónico, como mínimo de la parte que emite el pago. No tengo cifras a mano, pero una gran parte de la población dispone de al menos un teléfono celular con las capacidades necesarias para tal efecto. Pero cuidado, este porcentaje dista mucho todavía de ser la mayoría de la población mundial. Hay lugares donde el acceso a Internet es un sueño y tener un teléfono móvil un lujo. Ahora bien, me podrán decir que esa misma gente también vive con menos de dos dólares al día, por lo tanto, casi que estamos en la misma, ya que los intercambios que realizan son muy pocos.
Todo indicaría que el ritmo de crecimiento y expansión de las criptomonedas en algún momento se emparejara con el acceso a la tecnología, y quizá este aspecto no sea ningún condicionante.
Confianza
Estoy seguro que para gente de edad avanzada interiorizarla en el uso de una moneda virtual e intangible es una misión imposible. Y no hablo de que comprendan la tecnología criptográfica que hay detrás para lograr el consenso de la red, sino de que sientan de que eso tiene valor. Los primeros en aceptarla sin dudas fuimos los que estamos bien al tanto de que las monedas fiduciarias realmente tampoco tienen ningún sustento real que las respalde. Un dólar estadounidense, un euro, un yuan o una libra esterlina son simples pedazos de papel que por una cuestión de uso y costumbre todos confiamos que tienen valor. Esto viene de lo que antiguamente se llamaba señoreaje, eran los estados los que tenían la potestad de emitir moneda cuyo valor intrínseco era menor que el que representaban, la diferencia era el valor de la acuñación respaldado por el estado soberano que había detrás. La transición fue con el papel moneda respaldado en algún metal precioso, sea oro o plata, y en la actualidad miles de millones de billetes solo respaldados por un aparato armamentístico que a fuerza de extorsión obliga al mundo a utilizar su moneda para el comercio internacional. Si adivinaron, hablo del dólar. El cual luego de la crisis financiera del 2008 se ha emitido en cantidades descontroladas y de no tomarse medidas nos encaminamos a una nueva crisis financiera, que esta vez no afectara a los bancos, sino directamente a la confianza en todo el sistema.
Por lo tanto con solo tomarse el trabajo de comprender como funciona la Blockchain, como se logra el consenso y las medidas de seguridad que hay que poner en práctica, en mi caso particular me deja mucho más tranquilo y percibo mucho más valor en Bitcoin que en cualquier moneda fiat.
Escalabilidad
Este aspecto y el que sigue son los más críticos. Actualmente estamos viendo que la Blockchain de Bitcoin está sobre demandada, las comisiones para las transacciones están en máximo, haciendo inviables pagos pequeños y la demora en las confirmaciones se han llegado a alargar por horas. Mucho se dice acerca de que la red está siendo spameada por sus competidores, lo cual es muy probable, pero de todas maneras debería ser resiliente a estas amenazas. Actualmente hay dos mejoras en proceso de prueba que ayudarían a morigerar estas falencias, SegWit y Lightning Network. La primera reduce el espacio que ocupan las transacciones dentro del bloque y reduce los costos, ya que estos se miden en el total de bytes que pesan dichas transacciones y no en los montos involucrados en la operación. La segunda evita que sea necesario el consenso de toda la red para dar una operación como válida, lo cual llevaría a transacciones inmediatas. Ya veremos si esto es suficiente para mantener eficiente la plataforma.
Otro aspecto que atenta contra la escalabilidad es el tamaño que ocupa la Blockchain. Al día de hoy, enero de 2018, esta cifra supera ligeramente los 150 GiB y su crecimiento describe una curva exponencial. Cada nodo de la red debe tener una copia de la cadena. Si bien hoy el almacenamiento es realmente económico, con el tiempo puede ser un problema al querer montar nodos en equipos no destinados a tal efecto. No lo considero un punto grave, pero tiene que ser parte del análisis.
Sustentabilidad
Para agregar un nuevo bloque a la cadena con todas las transacciones que esperaban a ser confirmadas, se necesita que los mineros compitan por la resolución de un problema matemático de complejidad creciente, directamente proporcional al poder computacional que el total de los nodos aplica para esa resolución. Sonó rebuscado, pero básicamente significa que mientras más grande es la red y su uso, más energía eléctrica será demandada por semejante poder computacional. Hace no mucho leí un articulo que decía que para 2020 (faltan solo dos años), esta actividad demandara el total de la energía eléctrica del planeta. Año más, año menos, es realmente un dato alarmante.
¿Se puede hacer algo? La verdad que no mucho, la tecnología Blockchain requiere de esta prueba de trabajo por parte de los mineros, ya que es justamente lo que logra el consenso, sino cualquiera pudiese agregar un nodo nuevo creando bifurcaciones, cada cual con transacciones a su favor y no se podría determinar que rama seria la correcta.
Conclusión
Bitcoin fue el pionero, la piedra fundacional de un cambio paradigmático en el concepto del dinero. Nos demostró que lo único que se necesitaba para poner en funcionamiento un sistema global descentralizado era encontrar un mecanismo para lograr consenso, y esto último, si bien con falencias, se logró. Hoy en día la tecnología de Blockchain no solo se limita al dinero, los contratos inteligentes de Ethereum están llevando su aplicación a un sin número de actividades. Somos contemporáneos de unos de los más grandes cambios en la historia de la humanidad, comparable con el mismísimo nacimiento de Internet.
En mi opinión Bitcoin nunca será usado como moneda, es decir para intercambios masivos. Hay tecnologías que lograrán este objetivo con más eficiencia a la vuelta de la esquina. Pero nadie le va a sacar su rol de padre, de fundador, de inspirador. Al igual que el oro que hoy en día ostenta valor por una cuestión de uso y costumbre, porque no es ni más ni menos que un metal que como utilidad nos ofrece ser un buen conductor de la electricidad, la percepción que tenemos de él es el refugio de valor, porque lo fue, lo es y probablemente lo siga siendo. Las generaciones nacen y crecen percibiéndolo así. En una vida que cada vez transcurre más en un espacio virtual es lógico pensar que Bitcoin puede ocupar tranquilamente ese rol.