corazón en duelo por una madre de brazos vacíos

Corazón en duelo por una madre de brazos vacíos.

Voy divagando de una etapa a otra, entre tristezas, culpas, reclamos, resentimiento, rabia y odio. Me pregunto el porque, me pregunto que sucedido, donde estuvo el error, porque Dios me abandonó.

Mi cuerpo invadido por el obscuro dolor tenía que seguir, seguir e ir al velorio, seguir para despedir por última vez a mis hijos.
?Que acaso no había sido suficiente para una madre ver luchar a sus hijos sin un final feliz?
? No había sido suficiente tanto dolor?
?no había sido suficiente todas las lágrimas?
Pues no, nada de eso parecía haber sido suficiente. Aquel momento, aquel día en que me despedí de ustedes tres mi corazón dejo de ser el mismo. Mi cuerpo fue invadido por un vacío enorme, sentía un peso en el pecho que no podía soportar, sentía mis brazos llenos y a la vez tan vacíos, sentía que había caído en un hueco tan hondo y lleno de oscuridad.

Aquel cuatro de Mayo había sido Madre de tres hermosos príncipes, mas sin embargo el tiempo llegó e hizo de las suyas para que en pocos días llegara a ser, madre de brazos vacíos.

Los días pasaban, pero yo no podía asimilar tal dolor, no podía comprender la voluntad de Dios, no podía ver o visualizar mi vida sin mis hijos; Y como podría hacerlo si estuve siete meses imaginándome como sería mi vida con ustedes, si estuve muchos años anhelando ser madre y ver en mi hogar esa bendición tan grande.

Día a día luchaba por poder salir de la cama, no quería ver a nadie, no quería saber de nadie. Vivía con temor, todo me pesaba, la vida ya no tenía sentido para mi.
Siempre estuve buscando una explicación en mi cabeza, buscaba serenidad.
Pedía soñar y poder verlos así sea un ratico, pedía poder tener aquella dicha de volverlos a abrazar, pero constantemente seguía sintiendo sus pequeñas manitos en mi pecho. Nunca podría olvidarlos, Nunca voy olvidarlos.

Es un dolor que te duelen los sueños y las ganas, duelen las lágrimas caídas y el llanto ahogado.
Perderlos fue como morir y tener la obligación de vivir, hablar con desdén, escuchar pero no oír, es sonreír vacía por dentro...es decir que uno está bien sin siquiera pensarlo.
Todo lo cotidiano es más difícil de hacer, la rutina pesa toneladas y la muerte te mira de frente sabiendo que ya no le temes.

Mis angelitos quisiera que me pudieran abrazar tan pero tan fuerte que al final me doliera solo el cuerpo y ya no el alma..
Se que mis Bebes fueron creados para el cielo por pura gracia de Dios y el no estar en mis brazos no significa un adiós, el cielo ahora con ustedes lleva una parte de mi.
Estaré esperando ese día en el q nos volvamos a reunir y llenar con besos y abrazos todo el tiempo que en la tierra no pudimos compartir.