Fuente: courtney_meier via Flickr (cc)
Hola, Steemit. Hoy no traigo poemas, ni cuentos, ni participo en concursos. Tampoco traigo fotografías, además de la que adorna el tope de esta publicación. Hoy solo escribo porque necesito escribir, desahogarme aunque no tenga las palabras adecuadas, aunque esas palabras sean un ardor en mi garganta y en mi estómago que ciertamente no puedo ignorar.
Mis amigos se están yendo. Cuando escribí mi entrada de ayer, tres amigos me habían dicho que se iban del país. Poco después, dos más se sumaron. Hoy, otro. El sábado tengo una despedida. Hay otros a quienes no podré volver a ver, y otros que intentaré ver lo más que pueda en los próximos meses, porque ya dieron el preaviso: no sé cuándo, pero me voy.
Anoche, revisaba mis galerías de fotos -los recuerdos que me quedan, los que no me arrebataron los ladrones al quitarme el celular hace meses-, y llevaba la cuenta de cuántas personas se habían ido del país. Intentaba borrar mentalmente las personas de las fotos y entonces lo veía: me quedaba solo. Fotos mías, solo. Salidas con amigos, solo. Fotos-sorpresa en el comedor, solo. Abrazos, solo.
No sé cómo enfrentar que en un mes volveré a la Universidad y también estará sola, aunque haya 800 estudiantes nuevos. Ellos son como fantasmas, caras invisibles que se irán acoplando poco a poco. Las caras que busco, sin embargo, ya no estarán.
No sé si es el cúmulo de amigos que me revelan lo mismo en el mismo momento, pero me siento desmotivado. Tantos planes trazados, tantas promesas que no se podrán cumplir. Pasarán años antes de volver a verlos, quizás a algunos no los vea otra vez en esta vida. ¿Y entonces? Si alguna certeza me quedaba en este país era que, sin importar cuán rudo fuera un momento, siempre tendría los hombros de mis amigos sobre los cuales poder levantarme y sobrevenirme, regresar al camino. Ya hasta esa certeza me han arrebatado. Ya no sé nada.
A veces me pregunto si, cuando escribo poemas y cuentos en los que mis personajes gritan, en realidad soy yo gritando a través de las letras. Ahora entiendo por qué hay tanta literatura del exilio y del éxodo en Latinoamérica: escribimos lo que vivimos, y al menos hoy, mi realidad es un exilio.
Aunque yo no me voy, también es un exilio.
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Es bastante doloroso, un sentimiento que te ahoga. Estos últimos días me ha ocurrido igual, día tras día se van sumando cada vez mas personas, cada vez mas cercanas, con quienes pase tantas cosas y con quienes no pasaran tantas otras.
Pero no estas solo (y eso me lo repito a mi mismo), este país aun tiene mucha gente buena, mucha gente que ha vivido cosas similares a las que tu has vivido y a las que estas viviendo. Quizás el ahora no es exactamente lo que tenias en mente, así es la vida, mas estoy seguro de que mañana podrás encontrar en los que vendrán la fuerza para seguir tu camino con la certeza de que, esta vez, no importa cual sea ese camino, a donde te lleve tendrás quien te reciba.
Un saludo. Gracias por tus post.
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Describes muy bien todo el dolor que se siente.
"Aunque yo no me voy, también es un exilio." Potente.Iba a comentar pero @prothectorsolar no lo pudo haber dicho mejor.
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Amigo, super conmovedoras tus palabras, me veo reflejada en tus líneas; la vida me dió dos hijos y se fueron para sobrevivir, lejos dónde los sueños se hacen imposibles.
Empiezo a seguirte para continuar leyéndote y mi Upvote porque me encantó.
Un abrazo!