Las veces que tomamos o retomamos un vicio, no es por mera coincidencia ni mucho menos un ocio para satisfacernos a nosotros mismos; es también para relajar el cuerpo, para lograr borrar aquellas desdichas cotidianas que con solo respirar profundo no se nos borran.
El fumar un cigarro, solo uno es una pequeña alegría de un mal que se borra con el pasar el tiempo, si se transforma en un vicio es porque no solo se volvió costumbre, si no que se adhirió a nuestra persona y ya no nos produce esa satisfacción que teníamos al primer momento de encender el primero.
El beber un licor no es una excusa para el solo embriagarnos, es también una alegría momentánea la cual nos produce una sonrisa que solo aquella persona conoce; incluso aunque estemos al rededor de muchas personas o únicamente bebiendo una copa de simple ron. Honestamente el beberla solo en una noche de tormenta es como estar bebiendo el éter mientras que uno observa como el mundo cae en la ira misma de un rey iracundo.
Fotografo: John harrison
instagram: https://www.instagram.com/johnhart04/
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