Todo transcurría como de costumbre, me levantaba temprano para ir al trabajo y hacia lo que todo ser humano normal debía hacer antes de ir a su trabajo. Aquel día la faena comenzaría temprano, mis pacientes están citados a partir de las 8, ya estábamos a jueves y el cuerpo comienza a sentir los abates del laburo a tan tempranas horas de la mañana. Luego de una mañana tranquila y de hablar hasta por los codos con todo aquel que pasara por la puerta del consultorio me digne a irme, ya había cumplido con las horas laborales y partí directo a mi panadería favorita, siempre de la mano de mi compañera de trabajo y de gordura.
En plena conversación y atraco de dulce, aconteció algo para lo que muchos en el país no estábamos preparados. Después de comer un buen dulce y de tener una platica amena en dicha panadería, se fue la luz, bajaron la santa maria y aun sabiendo que no había luz, decidimos quedarnos un rato mas hablando de las vicisitudes de la vida y es aquí cuando empezaría las crónicas, mis crónicas mejor dicho, en un apagón.
¡Primera noche sin luz!
Aquella tarde mientras salia de la panadería recibí una llamada, era mi abuela quien me decía que me fuera a la casa ya que parecía que el apagón era de una magnitud considerable y que no se sabia cuando se reestableceria el servicio, me digne a caminar hasta mi casa lo antes posible, aprovechando aun la luz del sol. Cuando llego al edificio me quede un rato en PB mientras tomaba un segundo aire y poder subir 13 pisos, a todas estas aun no había comido mas que un dulce y mi mente no dejaba de pensar en comida.
Al llegar al apartamento me tire en el mueble, descanse unos minutos mientras trataba de comunicarme con mi hermano y mis familiares, pero simplemente, no tenia señal. Estaba incomunicado, se hacia de noche, no tenia agua y mucho menos como hacer fuego para cocinar (tenia gas pero no yesquero o fosforo). Fue en ese momento cuando se me prendió el foco, la señora que limpia se quedaba en el otro apartamento que esta ubicado en el mismo piso, no dude un segundo en ir hablar con ella. En lo que llegue encontré una señora preocupada por la falta de luz e incomunicada con sus hijos, pero lo mas importante es que preparaba comida y me anote, ahí fue cuando dije "al menos de hambre no me muero".
Ya siendo de noche trascurrían las horas y nada que sabia de mi hermano, las 7 se convirtieron en las 10 u 11 de la noche, nada que llegaba la luz ni mi hermano. La incertidumbre de lo que podía pasar era cada vez mayor, ya que no es secreto para nadie el momento áspero que se vive en el país a nivel político. Esa noche al ver como se encontraba la señora que limpia, decidí pasarla con ella ya que estaba algo asustada, mucha oscuridad y un silencio sepulcral se apodero del edificio con el paso de las horas. Mentira el que moría de miedo era yo, ademas en ese apartamento estaba el agua, la comida y la luz, tonto no soy.
Así fue como transcurrió mi primera noche, nada mas que con dos arepas fritas, una platica interesante a las luz de las velas, pero con la incertidumbre de que pasaba y como estaban los míos ya que transcurrían mas de 10 horas sin saber nada de ellos. La noche fue larga, apenas a jueves me debatía con la idea de ir al trabajo, no había podido hablar con mis pacientes por ende intuí que al menos alguno (que viviera cerca) podría llegar y convencido de esa ida, me dispuse a ir al día siguiente al menos unas 3 horas, asi aprovechaba de cargar el celular y ver si podía comunicarme con mis familiares. Con ese cumulo de ideas me despedí del mundo, antes de calar en las manos de morfeo.
Hasta aquí dejo mis crónicas de la primera noche, ese noche en que hasta la luz se convirtió en algo preciado que iba hacer usado como arma para controlar masas. Nos leeremos en otra entrega de "Crónicas de un apagón".
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