Duerme en tus brazos serenamente.
El alma se calienta por todos los valores eternos.
Porque habrá un día, creed, el treinta de febrero.
Y el mundo será maldito para siempre.
Para que siempre la suerte llegue a pie,
Papilla de mijo languideció en el horno.
Por la sangre de infantes y niños.
Puedo volar aquí, como un Pegaso alado.
No me atrevo a pararme ante el amor.
Accidentes y otros desastres.
Para nuestro corazón ese argumento
Si no lo vemos?
Y no cambies el valor de los lugares.
Y en las ruinas del teatro, déjalo firme,
Rompe en el campo mental.
Voy a dormir otra vez
Viniste y abrazaste suavemente
Sobre las circunstancias y el orden.
Te verás en el reflejo.
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Yo no te he dicho eso.