Mi madre Eddy Peña fue diagnosticada en el mes de diciembre del año pasado con un Ca de Mama izquierda, desde ese entonces el año entrante, el 2018 se ha ido entre visitas al oncólogo clínico, exámenes previos a la quimioterapia como tomografías, resonancia de mama bilateral, más las pruebas de laboratorio, viajes a otro país para adquirir los medicamentos a punta de potazos y venta de libros, entre otras cosas. Traslados fuera del estado para finiquitar la tercera fase, conocida como radioterapia, la fase de consolidación pues en mi querida Mérida, la de las nieves eternas, la serrana encantadora hace años que no funciona el equipo.
El 16 de julio un día previo a su sexto ciclo de quimioterapia me dijo – Quiero hacer unas arepitas de harina de trigo – a lo que respondí – bueno Mami hágalas-. Esto me generó alegría, Mamá tenía rato que no hacía estas arepas, pero es comprensible, su cirugía fue en el mes de febrero y extrajeron de su axila izquierda los ganglios, además de un tumor del seno izquierdo, esto inevitablemente cambia la vida de una mujer ¿en qué sentido? Pues desde entonces debe tener un cuidado especial con este brazo, porque no puede estar cerca o someterse a altas temperaturas, cortadas de ningún tipo; debe usar guantes en el momento de usar algún líquido que sea fuerte como el cloro o lejía, en caso de coser es menester usar un dedal, evitar levantar objetos pesados entre otras cosas. A toda costa debe evitarse que desemboque en un linfedema.
Lucero, como la conocen muchas personas que la aprecian amasaba con amor, amasaba con inspiración divina, y es que esa mezcla de ingredientes hace la diferencia, yo les invito a remojar la harina con un concentrado de panela, claro, deben dejar enfriar antes de aplicar a la mezcla para evitar que la mano se queme. Entre los ingredientes destacan la mantequilla, polvo de hornear, un huevito y no me digan ¡Muchacha pero tienes mantequilla! Bueno pero es que una arepita en este caso viene a ser una caricia al alma, es como un bálsamo gastronómico para terminar la tarde de una semana que apenas comenzaba.
Para Mamá el tiempo que se le da a la masa para reposar es fundamental, porque permite que el polvo de hornear haga su trabajo, y la levadura obviamente. Lo cierto es que cuando levantas el pañito que cubre la masa, observas con amor, bueno en mi caso y provoca llevarse un pedazo crudo a la boca ¿les ha pasado? Sé que uno asentará con la cabeza al leer esta parte y agregará – La arepa que hace mi Mamá es la mejor del mundo.
Finalmente, encienda el budare para colocar las arepitas que con dedicación fueron auxiliadas con una tacita para que queden redonditas, no es tan fácil como las arepas que hace la Abuela en la hermosa pieza que interpreta Gualberto Ibarreto - pero una arepa en sus manos redondita le salía-. Al par de minutos la cocina se impregna de un aroma celestial. ¡Gracias Mami!
Este post va dedicado a ella, porque cuando amasa es verla viva, es saber que está dando la batalla y se sobrepone a la adversidad y que seguirá luchando por los días que están por venir. Pero lo más importante es, este proceso no es nada fácil ni para ella ni para quienes la rodean. La vida cambia, nuevos cuidados, ejercicios diarios, por prevención y elevarse sobre las circunstancias que a diario nos encontramos en Mérida y en el país.
Y aunque el lazo sea rosa, este escenario no es nada rosa. Es una batalla donde el contrincante tiene múltiples jugadas, estrategias y las puede llamar como usted guste amigo o amiga que está leyendo, como no encontrar quimios en el país o recibir llamadas de personas que solo pretenden estafarte. Pero adelante vamos y adelante seguimos. De la mano de Dios y de un montón de gente que se ha hecho presente, toda la gratitud para ustedes.
Ya les contaré sobre este periplo de nuestro 2018.
Hasta chao.-
Que arepa ra quererte