La lectura como un problema personal

in #busy7 years ago

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Leer

El tema de la lectura es quizá uno de los más controvertidos en la actualidad, y también, el peor entendido, lleno de lugares comunes y posturas alejadas de la realidad… que definen por desgracia hasta programas de educación. Estas líneas no buscan dar con alguna solución definitiva, lo cual no sería otra cosa sino una fatal arrogancia; pero sí ofrecer algunas perspectivas luego de desmontar algunos supuestos sobre lo que la gente asume por la lectura y las dificultades que produce no entender lo que es leer. La primera idea tiene que ver con el hecho de lo controvertido que es leer. Y sí, leer es polémico, desafiante, un acto de rebeldía. Haga la prueba el lector de este paper: tome un libro y léalo en un autobús o en un lugar concurrido de gente, como la fila de un banco… o cualquier aglomeración de personas. No le parecerá extraño que en unos momentos sienta ya varias miradas encima. Ya notará varias personas mirando la tapa del libro o lo que esté leyendo. O incluso, habrá algún feliz cuyo atrevimiento le invite a leer la nota en la contraportada del libro. Lo siguiente que ocurre, siempre obedece a una escalada social; pero marcada de cierta agresividad: ¿De qué se trata ese libro? ¿Es bueno ese libro? ¿Para qué sirve leer algo así? Y esta pregunta encierra el principal interés que ha movido a toda esta maquinaria social inquisitoria descrita en este y el anterior párrafo. ¿Sirve de algo leer? Esta puede ser la pregunta más controvertida de todas, pero también, la más legítima y trascendental de todo este asunto. No sólo hay algo pragmático dentro del interés controvertido que despierta en las personas ver alguien leyendo; también hay una razón emocional, sentimental: quien se dedica a una actividad que para muchos es penosa, es porque hay algo allí que vale la pena. Y si, valga la referencia personal, ocurre como me pasa a menudo, que leo libros muy divertidos, intrigantes, emocionantes y profundos (actualmente estoy leyendo, entre otros, Tormenta de espadas, de la saga Canción de Hielo y Fuego de George R.R. Martin, origen de la mítica serie de TV, Game of Thrones) donde me hayan leyendo plenamente concentrado, sonriendo, riendo a voz, ignorando alrededor (algo peligroso e imprudente en Venezuela); enfocado totalmente en el libro… aquello siempre genera mucha intriga. Y hasta cierto punto, molestia. Porque no se sabe por cuál motivo, hay una tácita enemistad entre los que leen y los que no. Luego, cada bando asume su papel como mejor le convenga: es decir, seguir en lo suyo. Quien lee levanta la vista ocasionalmente para volver a este plano terrenal y avanzar en la fila o seguir normalmente con las actividades “como los demás mortales lo hacen” o para comprobar neuróticamente si alguien lo está observando. Y sí, hay siempre alguien observándote. La razón por la cual la gente nos observa a los lectores es porque quieren responder las preguntas mencionadas anteriormente. ¿Sirve para algo leer? La respuesta es un rotundo sí. Claro que sirve. No sólo es la base de la educación y de casi toda actividad diaria (la gente no advierte la cantidad de veces que se encuentran leyendo cosas, si la gente comprendiera su gran potencial como lectores, se sorprenderían… se animarían a leer más, pues en el fondo no es difícil ni místico leer, ya lo están haciendo). Leer sirve porque permite no sólo conocer cosas, si no también, ayuda a pensar. Pero hay una facultad superior que sólo la lectura genera: la reflexión. Leer implica asimilar, aprehender lo leído y eso pasa a formar parte de quien lee. También, el cerebro es un músculo y los libros son su entrenamiento. No hay otra forma para aprender a usar la mente. Y finalmente, la creatividad, la imaginación; esa facultad mágica que convierte a las personas en seres mágicos dotados de una capacidad para ver más allá de la mayoría, sólo se puede desarrollar debidamente con la lectura. Y he usado debidamente, pues hay mucha gente creativa por allí que no lee y tienen sus habilidades. Pero muchos de ellos reconocen que si leyeran más, lograrían incrementar sus capacidades. Leer es claro, una fuente de educación que nunca podrá ser igualada ni por las mejores universidades: quien lee sobre un tema no se ve impedido por horarios, ni ir a lugares; ni menos por exámenes ni profesores chiflados con malas intenciones. Ni menos, por pensums que en vez de ser las puertas de la libertad al conocimiento y desarrollo pleno del ser, son auténticas cadenas y camisas de fuerza que dominan todo espíritu al más infame conformismo y aburrimiento existencial. ¿Para qué leer? Por desgracia, no hay demasiadas estadísticas que demuestren que quienes leemos tenemos mejores oportunidades de trabajo, mejores ganancias (no, no soy empleado; soy empresario y aprendí a serlo gracias a la lectura), mejor salud, mejores relaciones interpersonales y vidas muy plenas, interesantes, apasionantes. Pero hacer una investigación estadística de este tipo además de ser un proyecto provocativo, sería uno bastante polémico… mucha gente tendría que admitir que no lo hace o incluso peor, muchos dirán mentiras (es fácil distinguir alguien que no lee: escucha como habla). Y la verdad es que muchas veces los lectores suelen ser adolescentes o jóvenes dependientes económicamente, o si se trata de profesionales, en muchos casos, se trata de gente que vive luchando por lograr que el salario rinda lo suficiente. Pareciera que el tiempo que se dedica a la lectura se le resta al de tener oportunidad de ganar más dinero. Esto refuerza otro malentendido: “si tuviera más tiempo, leería más”. ¿Qué tan cierta es esta afirmación? No hay que dar demasiadas vueltas: esto no es otra cosa que una excusa. El problema de la gente es que no gestiona bien su tiempo y otros han tomado tan malas decisiones en sus vidas que son literales esclavos modernos. Pero no es un chiste, es un drama actual: la gente ya no es dueña de su vida y eso pasa porque ceden el control de sus vidas a lo que les dicen otros con alguna clase de autoridad. Y ese tipo de servidumbres voluntarias pasan cuando la gente no tiene capacidad de pensar. Mejor dicho, cuando la gente no lee. La pregunta ¿Es bueno ese libro? Se traduce en realidad: ¿Es bueno leer? O por decirlo de una manera más práctica: ¿Será que leer es mejor que ir al cine o ver el programa “ligero” en la TV o pasar el tiempo en el chat, o en las redes sociales? Claro que la lectura no supera esto… porque no está hecha para la satisfacción inmediata. Leer demanda pasar las páginas y avanzar. Entonces se va sintiendo una emoción o una idea que comienza a tomar forma en la mente… pero todo esto es esfuerzo, es una demanda y ante aquellos sistemas de retribución de inmediata que no piden nada de eso y al contrario dan esa satisfacción instantánea, la lectura tiene la batalla perdida. Lo irónico en todo esto es que las actividades señaladas toman tiempo también. Se consumen todo el tiempo que le queda a una persona en el día. En realidad, esto del tiempo no es más que una trampa: está allí y se puede malgastar en nada útil o se puede usar en algo significativo, como leer. Lo que viene a desafiar la lectura es el paradigma de lo fácil, de la retribución instantánea. Porque funciona igual que los ejercicios, comenzar es difícil y no puede el novato mantener el esfuerzo por mucho tiempo. Pero luego, el desempeño empieza a mejorar. Y en un tiempo escaso, se vuelve un Profesional. Y si se mantiene durante algún tiempo, termina dando al mundo una idea o un diseño que termina generando un impacto significativo. Entonces el problema de la lectura no es por qué la gente debería leer; sino más bien cómo pueden explicar no estar leyendo. Claro, la respuesta puede delinearse en una sola sentencia. “no me interesa” y lo mismo vale tanto para los jóvenes como para los adultos. Generar interés por la lectura es algo más fácil de lo que parece. No se trata de una razón intelectual; es algo más emocional. Espiritual. La gente está buscando cada vez más algo que le dé llenura en su mundo interior. Cosas que les haga sentir emociones, sensaciones poderosas y significativas. Y las artes y sobre todos los libros son quienes mejor saben dar este tipo de valor, porque la función de ambos es crear mundos mejores, crear emociones y sensaciones a través de sus colores, formas, imágenes, sonidos y palabras. También quienes somos lectores tenemos una responsabilidad: leer es desafiante, excitante; se trata de crear esas emociones y mundos plenos… ¿por qué no vivir en tales términos? ¿Por qué no manifestar esa grandeza? ¿Por qué la lectura no puede ser sexy? Y sobre todo porque lo es… es una actividad sensual por definición. Entonces, un cambio de paradigma es necesario, una nueva forma de leer los libros, una nueva forma de vivir la lectura.
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Hermano demasiado brutal este post. La lecura es un acto de rebeldía, pero tambien por la fuerza de empatia que crea. Yo también sueño con ese cambio de paradigma. A que Martin no escribe genia? Esa saga es muy buena y estas en su apogeo. Un abrazo bro, éxitos.

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Hola absouteurea. Pues si, leer es muy interesante. Hay personas que no leen porque no les gusta, o tienen poco acceso a los libros. A mi particularmente no me gusta leer cuando hago la cola en las entidades bancarias. Prefiero estar pendiente de lo que pasa a mi alrededor. Entre la clientela, a veces hay individuos que están a la caza de desprevenidos para quitarles sus pertenencias o aplicarles el paquete chileno.

evidentemente, claro, igual; si estoy en una cola y estoy leyendo... estoy el doble de pendiente! suelo cansarme mucho porque estoy concentrado en la lectura y en el peligro a mi alrededor.