Austin Osman Spare, la magia del Caos y los sigilos

in #caos7 years ago
By Blacksam in LDS, Personajes del Ocultismo

Obra del autor

La magia del Caos utiliza la técnica de los sigilos, ideada y descrita por Austin Osma Spare en suZos Kia Cultus, que no es ajena ni a la Golden Dawn de Samuel Lidell MacGregor Mathers ni a laAstrum Argentum de Aleister Crowley.
En puridad, la magia del Caos, pese a que se reputa de manera relativamente reciente no lo es tanto, dado que por medio de Spare, se llega a Crowley y a MacGregor Mathers y, a través de ellos a la goecia, que deriva del término griego “goeteia” y que se refiere a la invocación y evocación de entes –identificarlo con brujería nos parece, al margen de simple, inexacto-.
Lo cual nos lleva a hundir esas raíces bastante más atrás, hacia la Edad Media, sin menospreciar, no obstante, las aportaciones originales posteriores, por ejemplo de los citados MacGregor Mathers, Crowley o Spare.

Orígenes medievales y modernos de la goecia

No obstante, retrotraerse más allá de la Edad Media parece altamente inadecuado. Si las raíces de las magia del Caos se deben buscar en la goecia, los textos de la goecia deben buscarse en los grimorios.
Esos textos son los que recogen los principios y los objetivos de la goecia, así como ciertas formulas para llevarlos a la práctica ¿a través de qué? Pues a través de los entes invocados o convocados o, aún, generados, al menos parcialmente –de hecho la magia del Caos juega a ese juego, digamos que al dar forma a ciertas supuestas energías, hasta cierto punto le es indiferente que sean fruto de la psique humana o “fuerzas naturales” externas a ésta pero susceptibles de ser utilizadas por ésta-.

Hay que indicar que los grimorios y la goecia que nos presentan ya vienen, en general, fuertemente influidos por el lenguaje y las formas de la Edad Moderna y, especialmente, de los siglos XVII y XVIII EC. Aunque muestran suficiente elementos para situar sus contenidos en un mundo medieval –con imaginario cristiano incluido- sus formas no son propias del Medioevo sino de la Edad Moderna, eso se refleja en todo texto impreso por mucho que se remitan a manuscritos a partir de los cuales, el impresor, dice haber realizado su labor.
Pero las formas y formulas puramente medievales presentan otro lenguaje y, además, suelen resultar más enigmáticas, por citar un ejemplo, eso sucede con el Codex Gigas, del cual se guarda el original en Estocolmo –aunque su procedencia es checa-, ese enorme libro es un manuscrito del siglo XII EC, y entre sus páginas aparecen –junto a libros clásicos, como las obras de Flavio Josefo, o religiosos, como la Biblia- formulas mágicas fragmentarias y misteriosas, las cuales dicen algo sobre su finalidad, pero de forma mucho más oscura que los textos de los grimorios, es igualmente poco claro que fuerzas se invocan como medio para obtener sus fines.


Austin Osman Spare

Austin Osman Spare fue pintor, escritor y ocultista, de las diferentes influencias que recibió posiblemente la que más huella dejó fue la de Aleister Crowley, de hecho, en el “Libro del Placer” de Spare se puede ver sin mayor problema la impronta del “Libro de la Ley” de Crowley.
Aquí tenemos un ejemplo claro en la definición que nos da Osman Spare del termino “Kia”:
“La libertad absoluta que siendo libre es lo bastante poderosa como para ser “realidad” y libre en cualquier momento: por tanto no es potencial o manifiesta (excepto en la forma de su posibilidad instantánea) a través de ideas de libertad ni “significados”, sino a través del Ego libre para recibirla, a través de ser libre de ideas sobre ella y a través del no creer”
(Austin Osman Spare, “El libro del Placer”)
Spare practicaba también el dibujo automático, supuestamente inducido a ello por trance, digamos que sería una canalización pero en lugar del uso del lenguaje escrito se producía vía la obra pictórica.
Austin Osman Spare liga el agotamiento producido por la satisfacción de un deseo conseguido con la idea de “vacuidad”, es decir, una sensación de “vacio” como “plenitud” por alcanzar la meta propuesta. Esa sensación o ese estado de “vacio” sería la situación ideal para ser proclive a la sugestión del sigilo, en palabras de Spare:

“Agotamiento: Aquel estado de vacuidad traído al agotar un deseo por algún método de disipación cuando el estado de ánimo se corresponde con la naturaleza del deseo, esto es, cuando la mente está preocupada por la no satisfacción de tal deseo y busca alivio. Confiscando este estado de ánimo y viviendo, la vacuidad resultante es susceptible a la sutil sugestión del Sigil.”

(Austin Osman Spare, “El libro del Placer”)

En todo lo anterior se observa que Spare coloca como centro de todo el mecanismo o motor de su magia a la mente, es decir, la psique humana. De hecho los sigilos los concibe como creación humana, creación consciente, además, no algo externo que se “toca” y “reconoce” sino algo interno, intrínsecamente ligado a la naturaleza humana, y, la medida que pueda tener de inconsciente se remite a lo arquetípico y a lo ligado al inconsciente colectivo, lo cual, nuevamente, es puramente humano.

Spare habla de comunicación y lenguaje y de una tercera cosa: la creación por el lenguaje. En este caso plasma la creación en la construcción de sigilos, que serían la herramienta a utilizar para desencadenar el potencial de la magia del Caos. Pero ésta es siempre humana, al punto que cuando se habla de egregores o aethyrs se los considera elementos o elementales vinculados inexorablemente a la psique, son generados por ésta y sin ésta… no podrían manifestarse. Así todo aspecto simbólico es, también, un aspecto lingüístico, porque es mero signo dentro de un sistema de comunicación y manifestación, de representación humana.

Poco importa que esos elementos o elementales puedan usarse por ser evocados o invocados, digamos que no importa que estuviesen “ahí” o no, porque lo que los materializa es la intervención humana. Por poner un ejemplo, da igual que los materiales para construir una cabaña de madera sean naturales, el hecho es que la cabaña de manera no lo es, no habría cabaña de madera sin una mente humana que la hubiese diseñado y la hubiese definido.

Es pues a la capacidad humana a lo que se dirige Austin Osman Spare, también Aleister Crowley era consciente de eso y a eso se dirigía –pese a todas sus parafernalias, incluyendo el Aiwass de su thelema-; eso es algo más dudoso en el caso de Samuel L. MacGregor Mathers, éste buscaba recoger “gnosis” –en cuanto conocimiento- pero en su proceder parece indicarnos una creencia en elementos puramente externos a lo humano, aunque susceptibles de ser conocidos y, en su caso, utilizados por los humanos. Pero el “haz tu voluntad” que se deriva de Crowley y de Spare –y que es una declaración, un grito, puramente humano- no se deriva de Mathers. De hecho conocemos las contradicciones en las que se movía Samuel L. MacGregor Mathers, que incluía un intento de mantenerse en el cristianismo que, en el fondo, resulta bastante incompatible con cualquier forma de goecia incluyendo la magia del Caos –por el mismo motivo es incompatible con la goecia el satanismo, entre otras cosas porque éste es un reconocimiento de la validez de los esquemas cristianos, antagónicos a la filosofía de la goecia-.

La técnica de los sigilos
Los sigilos, tal como los concibe Spare, son un bucear en el subconsciente para extraer de ahí la capacidad creativa, en este caso volcada sobre la magia, que impulsada por la acción del deseo generará un artificio –el sigilo- que, a su vez, facilitará la consecución de ese deseo, que no es otra cosa que la voluntad del “magus”, en palabras de Spare:
“No somos el objeto mediante la percepción, sino convirtiéndonos en ella. Cerrar las pasarelas de los sentidos no sirve de ayuda (…)”
“La causa principal del genio es la realización o “Yo” a través de una emoción que permite asimilar como si fueras un rayo lo percibido. Esta emoción es inmoral en cuanto que permite la libre asociación de conocimiento sin contar con los accesorios de la creencia. Su condición es, por tanto, ignorancia de “Yo soy” y “Yo no soy”, usando como creencia la confusión, perdida entre pensamientos. Su estado más excelente es el “Tampoco-Tampoco”, el “Yo” libre o atmosférico.”
(Austin Osman Spare, “El libro del Placer”)

La creación del sigilo es cosa que Austin Osman Spare deja a iniciativa de cada cual, de hecho, en eso se basa la Magia del Caos, en aportaciones propias que, eso sí, pueden ser compartidas, digamos que el sigilo de otro puede servir de vehículo a un tercero, aunque no sea preciso instituir rituales o formulas fijas.

“Por tanto la creencia, para ser verdadera, ha de ser orgánica y subconsciente. El deseo de grandeza sólo puede volverse orgánico en un momento de vacuidad, dándole una forma (Sígil) (…)”

“Los sígiles son el método para guiar y unir la creencia parcialmente libre con un deseo orgánico; son su transporte y retención, que funcionan hasta que su propósito sea servido en el yo de la subconsciencia, y son también su método de reencarnación en el Ego. Ciertamente, todo pensamiento puede ser expresado mediante su relación con una forma. Los Sígiles son monogramas del pensamiento”
(Austin Osman Spare, “El libro del Placer”)

Esto último, la idea de “monogramas del pensamiento”, ligan claramente el sigilo con la fuerza que los desencadena y que, a su vez, desencadenan, esto es, la mente humana. Un monograma es una abreviatura que sella, y un sello es algo que sirve tanto para mantener ligado o cerrado algo como para autorizar al que lo usa a algo, por ejemplo, a desligar lo sellado. En ese sentido, los “monogramas del pensamiento” tendrían una doble función y capacidad: la de abrir y cerrar y hacerlo con autoridad.

Hay que tener en cuenta que Spare habla de una praxis –que funcione o no es otro tema-, una praxis totalmente ajena a cualquier fe depositada en ella, eso es algo que, también, liga a la magia del Caos con la goecia, es otro elemento conceptual que muestra esas relaciones.


Los sigilos y la Magia del Caos
Los sigilos pueden ser visuales, empleando para ello la escritura, los símbolos o lo pictórico –a partir del dibujo automático.

También se pueden construir de manera sonora, el procedimiento es el mismo que la escritura pero empleando la palabra verbalmente en lugar de escrita.

La forma de generar un sigilo escrito o sonoro es la siguiente:

Primero se expresa lo que se desea conseguir, por ejemplo, “deseo oro”. A continuación se borran las letras repetidas, quedaría lo siguiente: “desor”. El tercer paso es generar un dibujo esquemático –a criterio del autor del sigilo- a partir de esas letras restantes. Ese sería el sigilo escrito.

El sonoro consiste en lo mismo salvo que con las letras obtenidas –en el ejemplo “desor”- se debe formar una frase o palabra alterando el orden, en el primer caso podría ser “or des”, en el segundo “redes”.

A partir de esos pasos básicos todo se vuelve arbitrario, aleatorio o instintivo, recordemos que por una parte se trata de un proceso caótico, luego, desde un aparente orden inicial se alcanza un desorden final, además azaroso, luego caótico. Esa arbitrariedad es la que ligará, supuestamente, al sigilo creado con el subconsciente, que, teóricamente, dotará de contenido, de mensaje oculto, al vehículo generado por el caos.

Digamos que el resultado final es un caos ordenado en el que, eso sí, influirá el elemento azar de manera notable.
Por eso, en general, todo ritual o convocación formulada desde la magia del Caos va acompañado de ciertas advertencias por parte de quién lo elaboró, en el sentido de lo imprevisible de algunas consecuencias de su uso, digamos que viene a ser como las advertencias sobre los “efectos secundarios” que figuran en los folletos de uso de algunos medicamentos.
Una de las cosas más curiosas en el empleo de sigilos es la voluntad consciente de mover el subconsciente a la superficie y, de ahí, volver a sumergir lo surgido a su estado original –subconsciente-. Así se indica que una vez llevado a cabo el proceso de creación de un sigilo éste, una vez utilizado, sea “olvidado” por quién lo empleó. La expresión concreta de esta fase es la de “fase de proscripción”, en ella se desterrará de lo consciente tanto lo buceado en lo subconsciente como el instrumento empleado –el sigilo- para ese “buceo”, para ello se aconseja destruir el soporte dónde se haya generado el sigilo –un papel, un lienzo, un registro sonoro…- y ayudar a “desterrarlo” de la mente mediante la risa.
Ciertamente eso puede provocar escenas curiosas, sin ir más lejos, para un observador exterior el que prorrumpe en carcajadas puede parecer alguien que se ríe de lo que acaba de hacer, de sí mismo o… meramente un loco. En puridad ninguna de las tres circunstancias es descartable, ni tampoco que concurran las tres a la vez, como puede suceder que no concurra ninguna.

En cualquier caso la magia del Caos no descarta lo paradójico ni aún lo contradictorio, por el contrario los hace ejes de su pensamiento ¿no es acaso paradójico un pensamiento pensado para ser olvidado? El siguiente fragmento de “El libro del Placer”, de Austin Osman Spare, parece escenificar esa acción que se revela a la par inacción:
“Tumbado perezosamente sobre tu espalda, el cuerpo expresando la condición del bostezo, suspirando mientras concibes mediante tu sonrisa, esa es la idea de la postura. Olvidando el tiempo y con él aquellas cosas que fueron esenciales; reflejando su falta de sentido, el momento está más allá del tiempo y su virtud ha acontecido."

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