¿Alguna vez has sentido ese frío que te hace doler los dedos por sentirlos tan dormidos? Así es la soledad, fría y dolorosa y aún más cuando no estás adaptado a ella.
Imagen: i24mujer.com
La costumbre de llegar a casa y cenar con todos en familia se ha vuelto una utopía de deseo, porque desde que me mudé a la gran ciudad solo tengo la oportunidad de cenar con pensamientos de cómo terminar el informe del proyecto en la oficina; las salidas con amigos se convirtieron en miradas de extraños rostros anónimos que caminan como zombies todos los días a un destino para trabajarle a alguien más.
Sin embargo, no todo es tan frío como parece y no es gracias al hirviente café de las mañanas, son aquellos buenos días, buenos deseos y el ¿cómo te fue? de mis personas favoritas, quienes en la distancia me permiten calentar los momentos en los que siento que la soledad me congela.
Y es que es por ellos que cada día le sonrío a las personas que caminan junto a mí sin importar que no me devuelvan la sonrisa, son ellos los que me inspiran a amar los lunes tanto como desear volver a verles. Porque la vida no te prepara para permanecer aislado, pero si te da la oportunidad de que tu corazón se sienta en compañía gracias a aquellos favoritos que permanecen en él.
Hoy dedico este post a mis personas favoritas: mi familia y amigos. Gracias por abrigarme con su amor y cariño en los días más fríos a pesar de ser verano.
Se lo dedico también a todos aquellos que por la razón que sea, han tenido que irse con la esperanza de regresar. No permitan que la soledad les congele, manténganse abrigados con lo único que no los dejará solos si se los permiten: el amor.
PD: no es 14 de febrero pero, ¡aquí les dejo mi regalo por adelantado!
PD2: mi gato eclipse también está en mis favoritos.