Hoy sabía que sería un día muy feliz y doloroso al mismo tiempo, no sabía que decir un hasta pronto doliera tanto y más al ver a la persona que tanto amas se marcha lentamente por otro lado me dio gusto que partieras porque sé que amas estar con tu familia y eso me llena de una eterna felicidad, saber que disfrutas de estos momentos y tranquilidad que te brinda tu pedacito de felicidad llamado hogar, me levante algo nostálgico pero dije en mi mente:
-Animo solo serán dos meses en los cuales puedes hacer muchas cosas, vivir muchas aventuras y anécdotas, anécdotas que después le puedes contar a ella.
Esas fueron mis palabras de consuelo al comenzar el día, recuerdo que me levante temprano pero paso por mi cabeza esos “Cinco minutos más”, pero no les hice caso, eran las 6 de la mañana y tenía que alistar mis cosas para marchar en la estrepitosa anécdota del día de hoy, aliste mis cosas con tal finura, teniendo miedo de poder dejar pasar alguna imperfección.
Ya no se escuchaban las gotas de agua caer de aquella cascada helada en la madrugada, ahora solo se escuchaban golpes de agua caer bruscamente en un cuerpo petrificado por la frialdad de sus caricias, esa sensación hizo que mi espíritu se sintiera mágicamente lleno de energía.
Miraba con detenimiento el caminar del segundero, teniendo solo una cosa en la mente ”llegar a tiempo a mi cita con el destino”, deje pasar sin temor el desayuno mientras decía en mi mente, “Sacrificios mi estimado”.
Con fina delicadeza salió el joven de su fortaleza, con temor de despertar a los guardianes de aquel castillo, aquel castillo el cual contaba con un fiel dragón que mantenía alerta a los guardianes de la fortaleza.
Corrí con elegancia hasta encontrar un carruaje digno de poder llevarme en aquella mañana llena de frio, entre en pánico al percatarme de que el pueblo se encontraba desierto, no había ningún carruaje en el pueblo, camine hasta el cansancio, hasta un amarradero al otro lado del pueblo, donde no había nadie, solo estaba yo, siendo acompañado por mi fino reloj que no paraba de marcar los segundos, encontré a un criador acompañado de su fino corcel el cual me endulzo los oídos diciendo que íbamos a llegar a tiempo si partíamos en ese momento, sin pensar demasiado emprendimos el viaje a un galope estrepitoso, lleno de energía y mostrando un fino galopar.
El viaje me costó más de lo que podía pagar, pero el pago se tenía que hacer, me desprendí de aquello que más amaba, aquella moneda reluciente, aquella moneda magnifica con un fino perfil, aquella moneda que solo algunas personas se podían dar el lujo de tener y para mi suerte, aquella moneda había costeado mi viaje. Camine a un paso firme hasta llegar a un resiento fino en el cual espere sin preocupación a mi amada, en un momento sin darme cuenta apareció una elegante presencia, un porte delicado, una figura que desprendía un brillo que nunca había visto en ningún amanecer, era mi amada Sara que emanaba ese resplandor, para mi ella era mi sol que apartaba de mi todas aquellas tormentas que me aquejaban y aquella persona por la cual yo sonreía todos los días. Se presentó con tan elegancia que deje a un lado mis finas acciones comenzando a actuar de manera torpe y descontrolada, ella tenía efecto en mí que no había sentido en mucho tiempo.
Caminamos hasta encontrar un restaurante suficientemente digno para que ella pudiera comer, pedimos la carta en la masa, no demoro ni un minuto y un mesero había aparecido preguntando que íbamos a degustar de aquel exótico menú, entonces ella me dijo:
-¿Ya comiste?
Sentí miedo ante esa pregunta por qué no había comido, si le decía que no ella me obligaría a comer y yo no quería que ella gastara dinero que le había costado conseguir, y por otro lado si le decía que sí, no pasaría nada y simplemente me miraría con esos ojos que tanto adoro.
Caminamos por aquellas finas calles de la ciudad donde ella se estaba hospedando, sentía con cada paso que dábamos como nuestros caminos se iban a separar por un largo tiempo, pero sabiendo que el reencuentro seria caluroso y lleno de amor. Camine sin temor alguno sujetando su mano con una calidez que inundaba su ser, cuidando de no maltratar aquellas manos tan delicadas.
Mire al frente y un hermoso carruaje nos estaba esperando para llevarnos a otra ciudad, mientras escucha el fino galopar del carruaje en mi cabeza pasaron mil recuerdos con ella, deje mis emociones de lado y me dispuse de disfrutar aquel cálido abrazo que ella me daba, como si se tratase de magia sentí una calidez que inundaba cada parte de mi ser, una sensación inexplicable que me encantaba, aquella sensación que incitaba a comerse el mundo, aquella sensación de seguridad, aquella sensación de confianza, aquella sensación era simplemente inexplicable, esa sensación me llenaba de vida.
En un abrir y cerrar de ojos llegamos a nuestro destino, me sentía tranquilo porque ella pronto estaría con sus seres queridos y eso me llenaba de felicidad, saber que ella podría encontrarse de nuevo con aquellas personas que ama con todo su ser, esperamos sin temor alguno en una vieja banca de madera al siguiente carruaje que la llevaría a su ciudad de origen, el tiempo en ese instante pareció tan corto, solo perdiéndome darle un beso y un cálido abrazo. No fue una despedida fue un hasta pronto.
Vi como ella me decía adiós mientras el carruaje se alejaba en el atardecer, dejando ver aún más aquel brillo que ella desprendía de todo su ser.
Sentí una profunda paz esa tarde.
--Ángel de la madrugada.
Gracias por detenerse y ver todo lo que escribo :)
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