"Sí, hay vida después de la muerte. He estado sumido en un profundo coma durante una semana, en el que viajé a otra dimensión del universo;una dimensión que nunca antes pude llegar asoñar que existiese." Así arranca el neurocirujano de la Universidad de Harvard Eben Alexander su relato en primera persona sobre la vida después de la muerte.
Lo que viene a decir este médico en su libro Proof of Heaven (La prueba del cielo) es que la conciencia persiste más allá de la muerte, ajena al cuerpo y al cerebro. Puede que siete días en coma den para mucho, pero no lo suficiente para pensar que lo suyo son chifladuras o que despertó con una mente visionaria.
Su testimonio forma parte de un fenómeno que tiene como principales artífices a los propios científicos cuyos libros se están convirtiendo en best-sellers y copan las listas de ventas en todo el mundo. Con ellos asistimos a un despliegue de modos de tratar la muerte y de definir su rostro de un modo mucho más liviano. Esta nueva concepción de la muerte arrincona a las plañideras y suma las investigaciones más avanzadas, el saber más atávico y la personalidad y las creencias de cada cual.
Sin lágrimas, ni morbo. Ni siquiera hay escenarios lúgubres. Pero si reprimimos también la zozobra que provoca nuestro fin, ¿qué nos queda entonces? Quedan el hechizo, que es ancestral, y la eterna incógnita de partida: ¿Hay algo más allá de la vida? A fin de cuentas, ¿a quién no le gustaría conocer el aspecto del alma cuando deja el cuerpo?
¿Y por qué ahora este furor por la muerte? El psiquiatra José Miguel Gaona tiene una explicación: “Es verdad que el ser humano siempre ha buscado trascendencia. Es un anhelo universal desde los hombres más primitivos. Con los avances de la medicina moderna, la lucha contra la enfermedad ha rayado en una búsqueda incesante de alargar la vida. Lo que ahora ocurre es que las técnicas médicas han desdibujado los límites de la muerte. Una persona puede estar, médicamente hablando, muerta, sin latido cardíaco y con un electroencefalograma plano y, sin embargo, volver a la vida”.
Una persona puede estar, médicamente hablando, muerta, sin latido cardíaco y con un electroencefalograma plano; y sin embargo, volver a la vida
Precisamente, el gran enigma es cómo actúa ese cerebro agonizante. Clínicamente, la muerte es un proceso, no un único momento irreversible. Ese lapso de tiempo es lo más próximo a la muerte que se conoce, y por eso suscita tanto interés. El 20% de las personas que sobreviven a una parada cardiorrespiratoria describe alguna experiencia cercana a la muerte (ECM). Para la neurociencia es un campo de investigación muy interesante.
Fuente: Google...www.quo.es/ser-humano/hay-vida-despues-de-la-muerte
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