En la vida podemos experimentar diferentes pruebas que te pueden derrumbar, dejar sin animo y a la vez cambiar tu visión de las cosas y hacer de ti una persona más fuerte, más tolerante, hasta incluso más resiliente, sin embargo cuando las pruebas te pasan una y otra vez sin siquiera dejarte respirar puede desarrollar en ti una gran desesperación que te ahoga y te hunde en un mundo sumergido de dolor, sin ganas de seguir y crees que tu vida prácticamente se ha acabado y ya se te hace difícil luchar y sin darte cuenta la ansiedad y el strees post- traumático son parte de ti llevándote a ser una persona que tu no conocías pero estaba en tu interior.
Un día les hable de resiliencia y afirme con seguridad haber adquirido esta cualidad en mi vida, sin saber que muchas pruebas estaban por venir y consumir mi mundo en desesperación y dolor. Creí perder a mi hijo pues un edema de glotis le interrumpió su respiración y creí perderlo en mis brazos, pero Dios estuvo conmigo pues, después de un par de minutos empezó a respirar lentamente, solo tenías 14 días hijo y creí que no te tendría más, lo ocurrido me llevo a pensar en las miles y miles de madres que pierden a sus hijos ya sea por enfermedades, accidentes, por la delincuencia, u otra cosa. Se me encoje el corazón de dolor, llevando mi fortaleza a un estado de depresión. Después de este episodio de mi vida tuve una complicación seria a raíz de la cesaría esto me llevo a pensar que ahora era yo en el otro extremo, podría ser yo la que perdería mi vida, ¿y mis hijos? ¿Qué sería de ellos sin mí? En mi recuperación en casa sucedió un terremoto que pone en peligro la vida de todo un país, mi Venezuela. Todo ocurrió tan rápido, eran tantas cosas terribles una y otra vez. Y ni hablar de la situación económica pues, todos saben la situación por la que pasa este país.
La vida me llevo a caer en un estado de depresión, angustia y muchos ataques de pánico, solo DIOS me ha mantenido de pie y aquí estoy una vez más tratando de seguir de ser una resiliente más en este mundo lleno de sucesos imprevistos, hoy estamos bien mañana no sabemos pero gracias a mi Dios Jehová estoy aquí sacudiéndome el polvo de esta caída, lo mejor, que cultiven valor, ánimo y fortaleza para superar sin miedos las pruebas, sin olvidarte de ser resiliente.