PRIMER TEXTO; OCTUBRE DE 2019:
En las universidades venezolanas recibimos en los años ‘70 muchos profesores chilenos, argentinos, uruguayos, etc. logrando integración tan enorme que la mayoría de éstos se hizo venezolana proyectando eso a sus hijos y hasta nietos. Al calor de sus valientes posiciones ideológicas y políticas de aliento izquierdista y democrático, nos daban ellos sus testimonios sobre las atrocidades de las dictaduras ultra-derechistas que entonces gobernaban sus naciones. Hoy en día estos profesores de origen sureño ya están jubilados. Ante el hambre y la depresión universitaria que el chavismo trajo consigo en Venezuela, ellos han regresado a sus naciones (las cuales abrazan democracias centro-derechistas o centro-izquierdistas).
Los universitarios venezolanos nos preguntamos… ¿Qué estarán pensando hoy sobre Allende, Pinochet, los generales gorilas de América del Sur, los mártires, los caídos en Las Malvinas? ¿Qué estará pasando en la cabeza (y en el corazón) de esa gente la cual hasta ha vuelto a la actividad docente allá de donde -con sangre- huyeron hace décadas?
Alexander Moreno, docente de la UPEL.
SEGUNDO TEXTO; OCTUBRE DE 2019:
(...) Si bien es cierto que muchos huían de persecución política, también muchos otros lo hacían solo por motivos económicos y la bondad de los venezolanos hacia que les creyeran el cuento.
Rosicler Elaina Aitkens., docente de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, UCLA.
TERCER TEXTO; OCTUBRE DE 2020:
Cuando publiqué este texto, hace ya tiempo, hubo una colega profesora universitaria chilena-estadounidense (de mi afecto y consideración) la cual formó parte de esa gruesa legión de sureños que vinieron a la próspera Venezuela de los '70 a desarrollar sus fortalezas docentes. Al leer dicho texto ella (con la agudeza que la caracteriza) agrega que no todos quienes vinieron fueron -en el sentido estricto de la palabra- "exiliados", "refugiados", en fin.
No fueron pocos -añade- quienes aprovecharon las circunstancias para hacer uso de la bonanza económica que entonces había en aquella Venezuela petrolera, y entonces acomodarse, disfrutar, disfrutar y más disfrutar. Me recomendaba ella por escrito (quien por cierto no regresó a su Chile querido después de la peste chavomadurista) que, entonces, incluyera en la lista de los que regresaron a sus países de origen, a esos coscones, vivarachos (o "rolos de vivos", como decimos en Venezuela).
Gracias a Facebook por reponer esta nota (en este octubre de 2020) y gracias a mi amiga Rosicler Elaine Atkins por esa adición tan alumbrante.
Alexander Moreno, docente de la UPEL.
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Imágenes tomadas de Pixabay.