Visitar un hospital público en Venezuela es una experiencia que requiere tener bien puestos los pies sobre la tierra y aparte tener la sensibilidad humana para entender cómo sigue funcionando a pesar del caos y la escasez.
Luego de pasar por los pasillos llenos de camillas y camas llenas de pacientes con una gran variedad de patologías, observamos a las enfermeras..leyendo las indicaciones, con el material que consiguieron y buscando en el techo raso un espacio para colgar un gancho de ropa improvisado o la manguera amarrada para hacer la función del paral para la solución salina con el macrogotero, ése que calmará un poco el dolor del paciente vertiendo la dilución indicada por el sobresaturado médico.
Pero realmente no fue la falta de higiene, o de insumos o el hacinamiento lo que llamó poderosamente la atención, sino la actitud de la gente, una vez sentada en el banco de madera esperando el turno para que mi esposo recibiera el tratamiento, pude ver al menos a 4 ó 5 personas temblando intespectivamente gracias al paludismo, sentados a un paso de la Sra con la azúcar alta y la presión por las nubes, al Sr. que venía a curarse la pierna y por supuesto de aquellos post- quirúrgicos que sólo iban a chequear el avance de la herida. Todos parecíamos chequear con la mirada quién era aquel que estaba peor, quién en verdad podía ser recostado dentro de la habitación y quien podía aguantar parado un rato, vi al que tenía fiebre alumbrar con la linterna del teléfono a la enfermera mientras buscaba la vía del paciente de al lado, vi a la muchacha recostada con fiebre y escalofríos ( y a quien habíamos ayudado con la doctora para que la recostaran un rato) pararse para ayudar a la doctora a subir al escritorio a un anciano desmayado que traían en brazos unos vecinos, vi también a alguien decidir que mejor se iba para su casa porque no iba a tolerar más tiempo la espera por un turno de atención, y vi a la enfermera respirar profundo y mantener la calma para explicar que todo ese pasillo debía ser atendido por una sola persona porque su compañera no vino a trabajar, algo así como 18 pacientes a la espera de un ángel de blanco que con buena disposición los ayudara. El efecto es verdaderamente sorprendente, ese instante en el que decides "puedo aguantar...no estoy tan mal" viendo al de al lado luchar con el dolor.
La humanidad aflora, la vanalidad se va y suena en mi mente "El Niágara en bicicleta" de Juan Luis Guerra.
Que tortura es el tema Venezuela, mas para los que ya no estamos alli y a diario esperamos que se suceda el milagro.
Que duro todo lo que pasa y que valientes todos los que a diario deben luchar por subsistir alli.
Te sigo desde ya , te voto por tu excelente relato y te dejo mi mas reciente post
https://steemit.com/spanish/@quino2706/2txzs8-variedades-de-todo-un-poco
Exitos
Muchísimas gracias por el apoyo, nada más franco que la dura realidad que vivimos, sin embargo tratamos de mantener esa escencia bonita que significa ser Venezolanos, metidos en una situación tan ilógica que no nos queda más que mantener la esperanza y apoyarnos entre nosotros mismos, con la fe en Dios que todo lo puede. Yo tengo fe.Mil gracias!
Cómo siempre te lo he dicho, tu potencial es muy bueno, mi admiración para ti que escribes tus post desde tu celular por falta de computador.
Gracias totales, espero mejorar con tus consejos y con tu apoyo.