Héctor con Héctor

in #cervantes6 years ago


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El Misántropo Héctor

      Héctor es un hombre de tez gruesa y rasgos perfilados; sus folículos pilosos hacen crecer sus vellos aceleradamente forjando en él una apariencia un tanto descuidada. A sus 33 años Héctor aún vive al lado de su madre, nunca conoció al padre ni se preocupó por ello. Su madre lo es todo para él. Héctor siente orgullo de aquella mujer humilde y luchadora, es único hijo y ella, su madre, es su única razón para vivir. Fue criado bajo principios que comprimen una serie de valores y normas orientadoras de sus acciones cabiendo en ella facultades espirituales y religiosas. Es un hombre solitario, con complejos, inseguro, de pocas acciones, retraído y calmado, sus estados emocionales sufren continuamente bruscas alteraciones.

--Un cigarro, un deseo compulsivo, uno más para calmar la ansiedad, cuánto daño puede hacer fumar un cigarro, ¡puto cigarro no puedo dejarlo! Me pregunto si al fin llegará el día, cómo estará ella, será que tendré oportunidad esta vez.

      Héctor nunca ha tenido una novia o esposa, vive apartado y en soledad. Sus compañeros fieles son Rosa, su madre y el cigarrillo, un vicio que ha mantenido largos años. El cigarro ayuda a Héctor a deliberar sobre pensamientos batallantes, lo bueno y lo malo están allí procelosos, persistiendo y desgastando, mezclan en su mente ideas vacías y arrebatos absurdos, no hay nada que lo aliente, sólo el cigarro calman ruidos internos y apaciguan su voluntad.

En Busca de Él, Su Encuentro con Él

-- Necesito un cigarro, ¡puto cigarro de mierda, no puedo acabar con él! Quién soy, en quién me he convertido, un malparido misántropo asocial sin cabida en algún lugar de este mundo, ¿Quién existe como yo? --Mi madre, ¡oh Dios!, mi madre no puedo…¡soy un maldito narciso!, como pienso sólo en mí, mi madre me necesita, debo estar a su lado. Si mi padre estuviera, si existieran hermanos… ¡Quiero llorar Señor! Pero no, los hombres no lloran, los hombres fuman cigarrillos.

-- ¿La llamaré? Aló, hola cariño esta noche no podre… mi madre está… ¡maldita sea! No es la mejor manera… no la llamaré, ella debe hacerlo, no doblaré mis rodillas ante ella, es su decisión, si quiere marchar… diré que estoy enfermo ¿Quién se cree? No es mejor que yo, no es más importante que yo, no lo es...

-- Deseo estar a su lado pero quién atiende a mi madre, sólo ella sabe lo que me conviene, sólo ella conoce mis profundidades. A ella siento que la amo, por qué no me llama, por qué tan malcriada ¡Puto teléfono termina de sonar!, encenderé un cigarrillo.

      Frente a una repentina tentación de llamar Héctor descuelga el teléfono y sale corriendo de la casa, posándose en medio de la oscuridad rompe en llanto pero rápidamente seca sus lágrimas y vuelve a repetirse,
-- los hombres no lloramos ¡Puto cigarro que me haces llorar!


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Gracias por participar en el concurso de Escritura de @Fuerza-Hispana.

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tu literatura es cruel y mágica. Me sumergí en totalidad con Hector.

Este post ha sido propuesto para @celfmagazine. Te mando un abrazote a ti y a tu talento.

Oh, una persona con una creencia tan errada, que lo ha hecho encerrarse en si mismo de una forma absurda. Me recordó a quienes caen en el vicio de la bebida y creen no poder dejarlo. Opino que más de una mente «adicta», piensa de la misma manera. Al fin y al cabo, ese es el precio de apegarse a los vicios por creer que el placer encontrado será suficiente. Le confieso también, que por un momento vi a mi «yo» del pasado.

¡Suerte en el concurso!

P.D: No es tan alocado... ;)

Ohhh no conocía esa parte de ti @belkisa758 me gusto mucho, no fumo y tampoco me gustaría caer en eso. he visto lo fuerte que es ese vicio 🤔 Recorde a mi cuñada siempre dice: ¡Puto cigarro me voy a proponer a dejar de fumar! Suerte 😘

Que buena historia amiga. Muy mágica... Y soy amigo fiel del cigarrillo xD