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Llegué a un punto en mi vida en que sencillamente me cansé.
Me cansé de trabajar 8 horas diarias por el sueño de otro. Me cansé que todo el esfuerzo y compromiso no fuese justamente reconocido, ni en dinero y mucho menos moralmente.
Se acumularon en mi espíritu muchas cosas no sólo a nivel profesional sino también personal, así que un día cayó la gota que rebasó el vaso, ordené la montaña de papeles de mi escritorio, preparé mi informe y redacté la renuncia.
Renunciaba no sólo al trabajo en el que en ese momento me encontraba, renuncié a no tener la valentía de luchar por mis sueños. Salí decidida a no volver a hacerlo. Cerraba un ciclo.
Cuando era muy joven soñaba como muchos en culminar la universidad y conseguir un excelente trabajo que me convirtiera en una exitosa profesional. Para ser sincera, desde el momento que me tocó hacer las pasantías sentía que la rigidez del horario no era lo mio y desde ahí empecé a plantearme la idea de ser independiente en un futuro.
Con el entusiasmo típico de los novatos, conseguí mi primer empleo, no me fue mal la verdad, por el contrario tengo muy buenos recuerdos. Luego pasé a otro y a otro, corría el tiempo, tenía más responsabilidades, dos hijas por las que velar y una casa que mantener. Los sueños iban quedando guardados para esos momentos en que estás contigo mismo y dejas volar tu imaginación.
En el día a día, de 8 a 5 pasaba mi vida. No sería justo negar que pasé muy buenos momentos, que aprendí muchas cosas, que hice muy buenos amigos que hoy en día conservo y que crecí con cada uno de las experiencias que viví.
Pero hay ciclos que se cumplen y deben cerrarse.
Es ahí cuando tienes que tomar decisiones.
La pregunta del millón de dólares es ¿Estaré tomando la decisión correcta?
Escribiendo estas líneas aún me lo estoy preguntando.
Retomando la historia. No tenía trabajo, necesitaba dinero mientras podía darle forma a lo que siempre quise tener: una librería. Me decidí entonces a probar suerte con las ventas, podría disponer de mi tiempo y generar ingresos. Así lo hice y me fue digamos que bastante bien. Conocí otro montón de gente de la que aprendí muchísimas cosas. Descubrí que tenía un don para vender, lo que me animaba mucho ya que sería algo muy bueno para mi futuro y soñado negocio.
De repente, todo pasó más rápido de lo que muchos imaginábamos. Mi país empezó a venirse abajo. No pude invertir más en mercancía para vender. Aún así no me daba por vencida.
Dándole la vuelta a las cosas pensé que podía seguir con las ventas, en realidad me gustaba y lo hacía bien, sólo tocaba determinar qué podía vender. Después de mucho pensar opté por probar con dulces, de esos que siempre me habían quedado deliciosos y que sólo los preparaba para la familia.
Fuí organizándome más y mejor. Mi sueño se iba transformando y creciendo. Ya no sólo sería una librería, sería una librería tipo café, un espacio para leer y degustar los más ricos postres en un agradable ambiente. Pensé en como llamarla. Me llegó la inspiración. Me enamoré de la idea y del nombre que se me había ocurrido. Hice todos los trámites legales para registrar mi firma personal. Estaba emocionada. Empecé a conseguir más clientes. Muchos pedidos a diario. Todo iba encaminándose.
Pero como siempre hay un pero, nuevamente y de una manera exageradamente brusca, todo se complicó. Nunca he entendido los temas económicos, para mi es algo así como si me hablarán en chino. El único término que he logrado entender y porque lo sufrimos de una manera que sólo comprenden los que la hemos sufrido es inflación.
Hoy estoy aquí, con mi sueño aguardando, muchas veces preguntándome y hasta cuestionándome las decisiones que tomé, que me hacen estar a la deriva en este torbellino en el que estamos sumidos los venezolanos.
Tengo miedo, no tengo idea de como darle la vuelta esta vez a mi situación. Retumba en mi cabeza una y otra la duda,que en ocasiones la siento como certeza, ¿ me equivoqué?, ¿tomé malas decisiones?, ¿debo renunciar a este sueño?
Sinceramente, no he encontrado las respuestas. Aunque siempre está esa vocecita que me susurra, si algo te hace sentir feliz de tan sólo imaginarlo no puede ser la decisión incorrecta.
Wao, que valiente!! Una verdadera inspiración. Estoy segura de que tienes el poder de lograr todo lo que te propongas! No dejes de ser persistente y esforzarte por cumplirlo.
El tema de la inflación es desgarrador para los sueños de muchos venezolanos (incluyéndome), pero la clave está en nunca rendirse. Ánimos! :)
Gracias Paola!!! En eso estamos, cayendo y levantándonos.
Pa'lante Bellota. Tienes lo màs importante la valentìa, perseverancia y objetivos. Saludos.
Hola bellota. ¡Muy buen post! Estoy completamente de acuerdo contigo, vinimos a esta vida para disfrutarla y para enamorarnos de las cosas maravillosas y hermosas que nos ofrece. Sigue con tu sueño y verás que tendrás muy buenos resultados.
Te deseo las mejores energías y buena vibra del mundo. Éxitos, que de que lo puedes lograr, lo puedes lograr.
¡Saludos! :D