Parte I, La hechicera y su primer gato.
Hace mucho tiempo, cuando aún habían hechiceras en las montañas, había una jovencita que pasaba mucho tiempo jugando y divirtiéndose aprendiendo de la magia de la naturaleza, ella corría por todo el lugar, daba siestas donde quería y comía solo lo que había en la montaña. Un día a su casita llego un gato negro, era un gato elegante, atlético, que se paseaba por la casa de la jovencita como si todo el terreno fuera de él, a nuestra chica esto le causaba mucha gracia, así que decidió compartir un poco con él cada día, en el transcurso de los días la alocada aprendiz le puso “Sol” al felino, y es, que para que algo te pertenezca… debes nombrarlo.
La hechicera y el gatito empezaron a convivir como si el mundo fuese solo de ellos, jugaban en la montaña, comían juntos, hacían competencias, bailaban cuando llovía y siempre se dormían viendo las estrellas, cuando ella estudiaba, él iba por allí a cazar y después volvía, se acostaba en la panza de la niña y entre mimos y ronroneos pasaban el tiempo, eran realmente felices.
Pero, un día la joven cumplió la edad de ir a estudiar a un internado de hechiceros, ella tendría que dejar su montaña y a su amado Sol, ambos decidieron vivir los pequeños momento de la despedida, como si el mundo se fuese a acabar, vaya par más tonto, corrían uno tras otro, haciendo cosas que nadie entendía, ya no había tiempo para mimos, era solo correr y reír, asustaban a los pajaritos, se metían en el rio a chapotear y subían desde la ladera hasta la copa parados de manos.
Esos momentos se acabaron antes de lo que ambos esperaban, ella se fue… el instituto era muy severo y aunque eso le importaba poco, ella casi no sonreía al pensar que Sol estaba solo, la chica aun con toda su magia lo único que podía hacer era llorar. Cada vez que podía salir del instituto corría a su hogar para ver a su gato, él al igual que ella, se iba transformando, iba creciendo dejando de ser un cachorro para convertirse, en un gran gato, la hechicera observaba este cambio, así que cada vez que tenía que irse tenía mucho miedo, las despedidas se fueron haciendo cada vez más difíciles, les dolía mucho tener que dejarse y aunque cada vez que se veían era como aquella primera vez, la orgullosa hechicera y el majestuoso gato decidieron separarse y no volverse a ver, sellaron el pacto con una poderosa magia que les hizo una marca idéntica, así sabrían que aunque no volvieran a verse, donde sea que estén se reconocerían.
De esta manera la hechicera se alejó de Sol, y el condenado gato que realmente era un poderoso hechicero con una magia muy fuerte, decidió en ese momento nombrarla Luna, con la esperanza de que pasara lo que pasara el eclipse los juntaría de nuevo.
Formibable historia y estupendo final. Muy buena forma de hacerme recordar lo hermoso que es el.beso del eclipse 😍
gracias, es algo realmente muy especial para mi.
Que vaina más tierna, muchacha. Bonito texto y bonita historia. Estaré pendiente.
seguro, pronto sabremos que pasa con los otros gatos.
Que bonita historia @cat-on-the-moon 😊 me gusta mucho como escribes. Maryo me pasó el enlace de tu post. Un abrazo.
Grecia muchísimas gracias por leerme.
Por nada!!! Ultimamente estoy muy activa por aquí jejeje
Que bonita historia! Sol y luna tarde o temprano tendrán unos minutos para estar juntos.