Todos lo decían. Pero nadie parecía entender.
“Sos demasiado buena”
“Te van a lastimar”
No es que fuera una santa, y hacía tiempo que sus esperanzas de lograr un mundo mejor eran tumbadas constantemente. Que el tiempo no era suficiente para reconstruir todas sus ilusiones. Que había tenido que dejar algunas en el camino para poder seguir avanzando.
Pero no quería hacerlo sola, no quería perder lo único que mantenía toda su esencia viva. Quizá parezca cursi, y tal vez por eso la gente no lograba entenderla, no lograba ver el mundo desde sus ojos. Pero su fe en los otros, en la bondad, era lo que la hacia ella.
Sabía que la iban a defraudar, que muchas personas se podrían aprovechar de eso. Pero no iba a cambiarlo. Porque también entendía todo lo que podía ganar. Entendía que era su único camino posible, la única forma de dar lo mejor de sí misma. De alcanzar ese mundo que cada vez parecía más lejano.
De la mano de otro.
Y así fue.
Todos los días trato de ser un poco mejor,
muchos de ellos perdió.
Lastimó a alguien,
alguien la lastimó.
Pero algunos,
aunque fueran unos pocos,
logró algo.
Ayudó a alguien
y alguien la amó.
Y esos fueron los días,
que al final atesoró.
Cuando todo parecía terminarse
recordó sus manos entrelazadas,
el comienzo de todo,
y como último gesto,
sonrió.
Me propuse tratar de escribir aunque sea día por medio algo, y esto es lo que salió hoy. No lo llamaría un poema, probablemente tampoco un relato. Simplemente un texto que quiere darse a conocer.
Espero que les guste.