Dice la Dra. Martinón Torres (escritora, cirujana y paleoantropóloga cuyos libros recomiendo con pasión) que cuando en las excavaciones arqueológicas se encuentra un hueso fosilizado con una rotura o una herida cicatrizada, esa debilidad individual nos habla de una gran fortaleza de aquella raza humana, aún representada entonces por grupos de homínidos u hombres ya prehistórico. Ese trauma o esa patología fosilizada nos habla, por supuesto, de la capacidad de superación, en un mundo tremendamente hostil comparado con el nuestro, del individuo que supo y pudo convivir con aquel daño y superar la merma para seguir adelante asumiéndola.
Pero también nos habla de otra fortaleza que está por encima de la del individuo: la del grupo.
¿Cómo la descubrimos?. Por ejemplo, en los dientes, o mejor, en la ausencia de dientes de un cráneo, probablemente de un homo sapiens anciano, que había sobrevivido pese a estar desdentado. Esos restos de un individuo sin dientes fueron encontrados en el yacimiento de Dmanisi, en Georgia, donde se han encontrado los restos humanos más antiguos del planeta fuera de África. Y ¿cómo explicamos que aquel individuo sobrevivió a tan avanzada edad con semejante merma? ¿Cómo?. Pues por la ayuda de los demás. Por la fortaleza del grupo de la que hablamos. El grupo cuidaba de aquellos miembros que ya no tenían las facultades plenas para sobrevivir. Como cuidó su grupo de aquel viejo desdentado cuyos restos fueron hallados en las excavaciones de Dmanisi...
Grupo de homínidos y cráneo de Dmanisi
En el yacimiento de la cima de los huesos de Atapuerca, ya en España, los restos de una niña a la que se llamó Benjamina (que significa la Bienquerida) muestran una deformación muy grave en el cráneo. Sin embargo, aquella chiquilla vivió probablemente hasta los nueve o diez años, según sus restos óseos, pese a su severa deformidad. Fue, por tanto, asistida, aceptada, mantenida… Bien querida, en cierto modo.
Mamuts en la época de Benjamina
A la luz de la paleontología y del estudio del ADN conceptos modernos como el racismo, la aporofobia u odio a los pobres, la discafobia u odio o desprecio a los discapacitados, etc. no existían en la prehistoria. Por eso estamos aquí como raza humana. Por eso tenemos el mayor éxito reproductivo, casi, que cualquier otro animal cercano a nosotros. Por eso aquella especie que hoy es la raza humana prosperó; porque supo, sin necesidad de estudio sociológico alguno, equilibrar el individualismo con el bien común. Y lo hizo porque comprendió de manera natural la necesidad de hacerlo. Porque supo a tiempo que el resultado de combinar la sociabilidad con la individualidad era el éxito de su supervivencia.
Visto desde las perspectiva actual de nuestro tiempo, no resulta extraño afirmar que estos y otros descubrimientos sobre evolución humana deberíamos aprenderlos en las escuelas. En defensa propia.
(c) Domi del Postigo / www.domidelpostigo.es
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