CAPITULO VII "LA FAMILIA"

in #cervantes6 years ago

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VII CAPITULO

LA FAMILIA

      En la mañana siguiente nuevamente recorrí todo el campamento en busca de miguel, pero fue infructuosa la búsqueda, parecía que la tierra se lo había tragado, me dirigí al pesebre y recogí todas mis pertenecías para salir bien temprano al puerto donde retornaría a San Fernando de Atabapo. En mi mente solo pensaba la sorpresa que le daría a mi familia al verme llegar.

      Esa noche al llegar el señor mulero, me dio las gracias por la labor realizada con él y que si algún día regresaba su puesto de trabajo está a la orden, me aconsejó no decirle a nadie lo que llevaba para evitar ser víctima de un robo, sabio consejo de ese señor. Ya en la noche de la emoción no podía dormir, pero era muy necesario por lo fuerte del recorrido.

      Ya en la mañana, tenía preparado el desayuno y café bien fuerte, ayude a colocarle los aperos a las mulas, y salimos al puerto, como siempre iba en la retaguardia, pero el señor mulero me llamó y me dijo: mi nombre es Eduardo, de joven hice cosas muy malas y me vine a refugiar en esta selva y que nunca había confiado tanto en un hombre como lo hizo conmigo. Eso de verdad me lleno y le di las gracias.

      En el puerto cargamos las mulas y me despedí de ese personaje, que después de 03 meses se había abierto conmigo y me dijo su nombre, me despedí como un padre a su hijo y quede completamente a la orden para cuando necesitara algo de mí. Aborde el bote y zarpamos rumbo a Atabapo.

      Ya en la tarde llegamos, me dirigí al hotel famoso “el 05 estrellas” hay pude entender la verdadera razón de su nombre, de venida era el peor, claro vienes de dormir en tu casa, en tu cama con tu familia y llegas allí a una casa medio acondicionada como hotel, sin aire, sin agua, un catre por cama, la peseta no baja, la impresión era muy fuerte, pero de regreso de las minas, comparado donde duermes allá, era un completo palacio.

      Bien temprano, camino al puerto hice una parada a comer unas ricas arepas, hay escuche a un joven que comentó que faltaba un cupo en una avioneta para salir directo a Puerto Ayacucho, le pregunte el precio y me informo que estaba en oferta en 3 gramos de oro, con las ganas de ver a mi familia me pareció súper barato, le dije: amigo aquí tienes el pasajero que te hace falta, me encarame en ese avión y me fui volando para mi casa.

      Muy bonito ver a la joya del Orinoco desde el aire, aterrizamos a tan solo dos horas de vuelo, por lo que me ahorre 06 horas de viaje, llame a mi compadre Daniel de un teléfono de alquiler, este se sorprendió y alegro mucho e inmediatamente salió a rescatarme al aeropuerto, al poco rato, nos vimos y nos abrazamos como grandes amigos que somos. Le dije que sorpresa se va a llevar mi familia, Daniel sonreía con picardía.
      

      Ya en mi casa toque la puerta para sorprender a mi esposa e hija, nos abrazamos, lloramos, nos reímos, pero al poco rato y me di de cuenta de que mi esposa ya no estaba embarazada, me dijo, que se había adelantado el parto unas semana antes y mi nueva hija estaba acostada en su hamaca dormida, así que fui a conocerla y vi un angelito durmiendo. Me disculpé por no estar presente en el parto, pero que iba a reponer con creces mis momentos de ausencia.

      Mi hija mayor me dijo: Papi, mi abuela vino a visitarnos unos días a cuidar a mi mamá cuando nació mi hermanita, todos los días rezamos mucho y le pedimos a Dios y a San Miguel Arcángel que te trajera sano a la casa, te cuidara de los peligros, de las enfermedades y te ayudara en los momentos difíciles. Ella me pidió que a lo que te viera te abrazara, te entregara esta estampita y que te dijera: “que la familia es más valiosa que todo el oro del mundo”. Esas palabras marcaron mi vida, Tomé de la mano de mi hija la estampita de San Miguel y al verla de mis ojos salían lágrimas, era Él, mi amigo Miguel, que me ayudó aquel día cuando más lo necesite y desapareció. Las mismas palabras de mi hija, aquella tarde me las dijo Él: “ando buscando algo más valioso que el oro”.

      Le conté lo sucedido y se sorprendieron, desde ese día dio marcó un rumbo distinto y jamás volví a separarme por largos periodos de mi familia, esa es mi roca, mi base, mi vida y no la cambiaría jamás por una montaña de oro sólido.
texto

FIN