Una Tierra sin Miedo
Desde hace mucho tiempo hemos venido luchando contra aquello que le tememos, ya sea el desamor, la injusticia, el abandono o la pérdida, miedo a sentir demasiado, miedo a la escasez, miedo al dolor o miedo a la muerte, sea cual fuera el caso todos nos hemos enfrentado a alguno de estos miedos, y estos se refuerzan con la creencia de que los enfrentamos solos.
En la actualidad estamos enfrentando el miedo hacia el contacto con otros seres humanos, pues esta realidad de Pandemia ha expandido la idea de que otros seres humanos pueden causarnos daño si los tocamos, contagiarnos, infectarnos y se han impuesto normas de aislamiento que, en muchos casos han levantado barreras gigantes de desvinculación con la compasión, la empatía y el calor humano.
Sin embargo, la fortaleza se conforma en gran parte por el sentimiento de que tenemos la capacidad, las ganas y la fe de que podemos superar esto (juntos) como humanidad. Es entonces irónico pensar que la humanidad debe ser separada, desvinculada, atemorizada por la posible idea de volver a estar juntos.
Nuestra naturaleza y nuestra biología se regula con la interacción en ambientes con diversidad, esto permite que algunos miembros de la especie revelen comportamientos según los nuevos cambios, adaptaciones novedosas que otorgan riqueza a todo el mosaico, es por ello que el excesivo aislamiento genera temor, depresión y por ende enfermedad.
Es entonces que nuestra mayor fortaleza se ve mermada por la idea de que todos somos individuos con grandes probabilidades de enfermarnos y morir, una idea en la mente de un individuo, potenciada, extrapolada creando una frecuencia de baja vibración (que si se mantiene en el tiempo) puede ser incompatible con la salud.
Sembremos semillas de Luz
- No podemos obviar las circunstancias actuales, pero si podemos cambiar la forma cómo la percibimos.
- Disfrutar los momentos en soledad sin sentirnos desvinculados del mundo puede llevarnos a un encuentro hermoso con la necesaria reflexión hacia nuevos comportamientos.
- Reforzar afectos y valorar aquello que se daba por sentado. Mostrar verdadero afecto por nuestros seres queridos, expresar amor de muchas maneras diferentes y agradecer por tanto de lo que hemos tenido sin habernos percatado de la gran riqueza de momentos compartida.
- Reflexionar: Todo lo que vivimos nos lleva a un aprendizaje y si este es verdaderamente significativo, nos permite evolucionar hacia un mundo sin miedo creado en nuestro interior, compartido desde el corazón con todos, aquellos a quienes amamos y a quienes no conocemos, pues todos estamos conectados.
- Agradecer porque estamos en un plano donde podemos sentir, vivir experiencias, corregir y continuar con nuestra misión.
Fuente
Compartamos esperanza, ayudemos regalando comprensión al que no tiene calma, vivamos la sabiduría de un momento de silencio frente al iracundo, pidamos ayuda cuando la necesitemos, hablemos, cantemos y lloremos cuando sea necesario, tomemos un respiro, o tal vez dos o tres; pero siempre con la esperanza de que siempre lo que pasa es lo mejor, con amor @esfera.