Al otro lado del río (relato propio 4/7)

in #cervantes7 years ago

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Empezar por ella.

¡Ya me cansé de esta verga, Adriana! Sabes que no me gusta tratarte mal, ni formar peo, pero tú siempre andas con tu vaina. No todo puede ser una maldita salidera, una rumba o una gastadera de plata como loco.
Toda esta ¡mierda! Que ves a tu alrededor son los años de echarle bolas, ¡bolas! Trabajando.
—¡No me hables así, jum!— dijo con voz de sifrina.
—Mira, que a ti te hayan dado todo y no te guste mover una uña para ganártelo es tu lío, yo desde chamo tuve que trabajar con mi papá pa’ tener esto. Trabajar que jode, porque mi papá tenía billete, pero no lo regalaba. A diferencia de ti, que todo te lo dieron.
—Pero es comprar unos zapatos nada más— dijo Adriana.
—¡Coño! El mes pasado te fuiste con tu papá a Nueva York e hiciste compras hasta más no poder, ¿qué más quieres?— pregunto.
—Son sólo otros zapatos, baby— responde ella.
—Vamos a hacer algo, toma este cheque, cómprate la zapatería completa si te da la gana, pero no vuelvas a mi casa.
—¿Me estás terminado?— pregunta.
—Piensa, utiliza la cabeza un momento— digo agarrando las llaves del carro y cerrando la puerta.
Me monto en mi vehículo, le doy al suiche y antes de arrancar, me pongo a pensar. Lo que siempre me toca, ¡no joda! Tenía que escucha a mi madre «humildad hijo, humildad» y yo por querérmela dar de arrechito y exquisito.
Agarro mi celular y llamo a unos amigos que viven en Manoa, ellos empezaron igual que yo, reventándonos el lomo trabajando, los había tenido olvidados por estar todo este tiempo con Adriana.

Marco el número y espero. Contestan y empezamos a hablar, en verdad siguen siendo los mismos y cuadramos para reunirnos.
—Fino— respondo cortando la llamada.
A veces la vida aquí en Los Saltos puede ser ladillosa.
Abro el portón del garaje y observo que a Adriana la viene a buscar el chofer de su papá. ¡Bah! Me sabe a mierda, hoy es otra noche, una nueva vida.
Salgo de Los Saltos, bajo por la Sucre Figarella y la recorro completa, viendo la represa Macagua y La Llovizna. Es vacilante la escena.
Llego por fin a la redoma del Dorado, pero antes hago una parada en el centro comercial Okey, necesito comprar cigarros y una botella de Pampero.
Luego vuelvo al carro, pero cuando voy a pasar la llave, la veo allí sentada, sola en una mesa, limpiándose las lágrimas, que mujer tan linda, le calculo unos veinte y pico. Sí, debe tener mi edad unos 26 o por allí van los tiros.
Pero que bella es. ¿Qué hará aquí sola? No creo que espere a alguien, ¿le habrá pasado algo?
Pensé mucho viendo a esa chama y no sabía si llegarle o no a ella. Prendo un cigarro y lo fumo rápido. Sigo pensando en acercarme y…. dah, vamos a echarle bolas. Bajo del carro, camino hasta el café, abro la puerta y doy pasos hasta ella.
«¡Humildad hijo, humildad!»

San Félix, 8:08pm.

Sort:  

Quiero saber como sigue la historia! jajaja muy bueno Fidel!!

gracias jajajajajajajajaja, ya falta poco....

¿Y que pasó con la otra? Buen relato.

las anteriores están debajo... jajajajajajajajaj

very beautiful.

thanks you, but, do you speak spanish?

No, I'm the people of indonesia, please vote got me.

ok, no problem... I've a question, are you muslim?

I'm Muslim, brother, please vote got me.