El día 20 de mayo del año 2018, en Venezuela se llevaron acabó elecciones presidenciales; las cuales fraudulentamente resulto victorioso Nicolás Maduro por segunda ocasión, estás fueron reconocidas y legitimadas a nivel internacional por gobernantes bandidos y ajenos a los verdaderos intereses del pueblo venezolano.
El 20 de mayo del año 2017 me encontraba en Caracas junto a un grupo de valientes jóvenes, al frente de las protestas contra el poderoso régimen de Nicolás Maduro y su fraudulento proceso constituyente.
Aún conociendo las consecuencias de participar en estas manifestaciones, en las que existía el riesgo de ser gravemente herido, morir o en el peor de los casos ser aprehendido para ser confinado en calabozos o celdas como las del SEBIN o el Helicoide, y así ser privados de libertad; además de ser torturados por tiempo indeterminado.
Durante los meses de abril y mayo; éramos muchos los venezolanos de todas las edades que veníamos asistiendo a todas las concentraciones y manifestaciones a las que popularmente convocaban los principales partidos políticos de oposición, amparados por artículos 333 y 350 de la constitución venezolana.
Todo eso aunado a que muchos jóvenes como yo estan siendo asesinados por pensar diferente, por tener mayores expectativas para nuestro país, mientras otros muren por falta de insumos médicos, delincuencia, entre otras. Pues los motivos sobran para oponerse a el gobierno, la gestión corrupta de Nicolás Maduro que no solo roban el dinero de nuestro país y lo ensucian con el narcotráfico, también roban vidas, separan familias y condenan a gran parte del pueblo a vivir mal.
No podía quedarme de brazos cruzados, el gobierno siempre ha insultado mi inteligencia y subestimado mi voluntad, no solo a mi; pienso que el pueblo debe sentirse identificado, la situación me impulsaba a salir y manifestar.
Yo solía hacerlo con distintos propósitos, algunas veces iba en compañía de los estudiantes de mi facultad a marchar pacíficamente, otras veces iba por un escudo para así estar al frente de la manifestación y proteger a otros manifestantes de las bombas lacrimógenas y perdigones mientras ellos retrocedían en la marcha, también ayudaba a los que devolvían las bombas lacrimógenas arrojadas por los policías.
Otras veces salía en mi motocicleta para ser testigo de lo que venía ocurriendo, e ir grabando en compañía de un amigo que iba haciendo vídeo mientras yo manejaba, ayudaba a quien lo necesitará ya fuese darles gasolina para la elaboración de las bombas molotov, repartiendo decenas comidas que llegaban a mi, o transportando asfixiados, heridos a los que les urgiera estar en un sitio seguro.
Ahora les muestro algunas de las fotos y vídeos que he documentado...