“Subiremos como nobles, pero bajaremos como sirvientes” afirma la guía. Los hidalgos eran la parte más baja de la nobleza. Ser hidalgo no implicaba necesariamente grandes riquezas ni sobreabundancia, pero en este caso todo me hace me pensar que a los Quijada no les iba del todo mal.
Planta primera
Subimos las escaleras y llegamos a un gran distribuidor con vistas al pequeño patio delantero de la casa.
Me llama la atención el candil que cuelga de la pared, y me imagino a los habitantes de la casa paseándose en la oscuridad de la noche, con la luz tenue de una pequeña llama.
Mi visita continua en la sala de armas, donde encontramos un gran tapiz hecho a mano con bordados florales. Justo al lado el escudo de los Quijada en un plato cerámico
También en esta sala se recrea, la que sería la armadura que Cervantes describió para el Quijote. El yelmo, la lanza, la coraza, el escudo,… pero sobre todo destaca la bacía, que es el casco que lleva orgulloso Don Quijote, creyendo que era de oro. La bacía no era otra cosa que el recipiente que se usaba tanto para remojar y enjabonar la barba, como para escupir tras sacar alguna muela. Un claro guiño a la profesión del padre de Cervantes.
Pasamos a la biblioteca. Al parecer el dueño de la casa, D. Alonso Quijada, era un gran lector, y pasaba el tiempo leyendo aprovechando la luz que entraba por la ventana. Por un momento siento envidia, y me gustaría ser yo la que se sentara en esa silla disfrutando de la lectura, mientras el calor del sol de la primavera y la leve brisa me acaricia la cara
Pasamos ahora a la habitación del ávido lector, mi cara de curiosidad debe delatarme. ¿Qué es eso que está encima de la cama? La guía me explica que es un calentador. En las noches más frías se llenaba de brasas y se pasaba por encima de las sabanas, calentando así la cama. Ahora que lo menciona, yo también de pequeña usaba una pequeña bolsa de agua caliente. Me viene a la memoria ese calorcito tan agradable en los pies que desprendía.
Tras pasar otra pequeña cocina llegamos al estrado de las damas. Más humilde que el de la casa natal, pero no por ello menos interesante. Recordemos que era la sala donde las mujeres se retiraban a realizar sus labores, donde se sentaban entre cojines encima de la alfombra al más puro estilo arabesco. Un altillo en madera las protegía del gélido suelo.
La última habitación pertenece a los recién casados Miguel y Catalina. A la izquierda un reclinatorio, nos recuerda la importancia y el poder de la religión en la época. Frente a la cama de matrimonio, el escritorio donde podemos imaginarnos al escritor llenando de tinta las páginas del libro que le daría la fama. Un pequeño tocador con repisa donde descansa una extraña tijera de tres palos. Como curiosidad me explican, que esta servía para rizar el cabello y planchar las chorreras de las camisas.
Recuerdas, ahora bajaremos como sirvientes. Una pequeña puerta da paso a una estrecha escalera de caracol, que es la que utilizaba el servicio. Una sonrisa ilumina mi cara, atravieso la puerta y debo agacharme para no darme en la cabeza. Me encanta, daría palmas si no fuera porque ya tengo cierta edad para hacer según qué tipo de cosas.
Tras salir de la casa, me informan que no se puede visitar la cueva subterránea ya que está reformándose, así que me llevan directamente a las bodegas. El vino esquiviano llego a ser muy famoso, incluso estaba reservado para la Casa Real allí por el 1530. Incluso se recetaba para enfermos y parturientas por sus nobles cualidades. Así se entiende que Cervantes escribiera sobre Esquivias “Por mil causas famoso una por sus ilustres linajes y otras por sus ilustrísimos vinos”.
Es una bodega de enormes dimensiones donde se encuentran todos los aperos de agricultura y viticultura que podáis imaginar. Aquí os dejo una pequeña muestra de lo que aquí se puede ver.
Antes de irme dejo mi pequeña dedicatoria y firmo en el libro de visitas. De nuevo a merecido la pena introducirme un poco más en la vida de este mítico personaje. Prometo volver en Diciembre, fecha en la que se celebran las fiestas grandes de Esquivias, y durante las cuales, se revive la boda entre D. Miguel Cervantes y Dª. Catalina.
A mi vuelta me paro ante el busto dedicado a Catalina de Palacios. Fuiste feliz, viviste la vida que realmente querías, te sentías amada, tu mayor virtud, tu peor defecto… Algo muy especial debería tener esta joven que con tan solo 19 años conquisto al genio.
Fuente del texto: folleto informativo que me facilitaron a la entrada. http://www.esquivias.org/casacervantes/index.html
que hermosura! todo super colonial... me encanta <3
Muchas gracias @aidarojaswriter. Cierto, todo estaba muy bien conservado y tenía mucho encanto.
me encanta que recorrido mas bonito, parecia que estaba en el lugar
gracias guapa
Gracias a ti @txatxy por dedicar tiempo a leer mi trabajo. Feliz domingo.
Desde luego le vas a quitar visitas al lugar con estos post y no por ser de poco interés, sino por la completa descripción del lugar, fotografías maravillosamente descriptivas y tu forma de contar la visita que traslada aquí las sensaciones que tuviste durante el recorrido, cuando la luz del sol se iba tenía que ser un lugar muy acogedor a la par que sobrio, veo que como hacemos los steemians hoy día cualquier objeto podía ser inmortalizado en una obra, recordé eso mismo cuando indicaste el uso de la bacía, quien lea el Quijote y vea la imagen de esa bacía sobre una cabeza jamás se detendría a ver qué era realmente su uso por mucho que se explique en la obra, en definitiva se crea un ambiente muy para escribir, reservado para el autor y sus musas. Enhorabuena nuevamente @gemce ya sabes que pienso del valor de lo que compartes :)
La verdad es que cuando entras en la casa de alguien, rápido te haces una idea de como es su vida y en definitiva de como es esa persona. Eso me esta pasando con Cervantes, cada lugar que visito me da otra perspectiva de como era en realidad este escritor. Gracias a ti por estar siempre ahí @jvb71.
Interesante. Creo que buscare un huequito para pasarme por alli.
No te arrepentirás @volcandemorcilla