Quiero un café lleno de palabras, no soy conformista, espero que esté cargado y bien oscuro, nada de expresos, no quiero nada fácil. Quiero una salida, un “vamos por un café” que no dure, pero que me deje el sabor en la boca, no me conformaré con míseros cafés, quiero uno bien cargado de pensamientos, ideas y cosas por hacer, en una buena taza, de esas a las que no le puedes ver el fondo, algo que nunca tenga fin y que la tarde se una a la madrugada, pensándolo bien, quiero un café de madrugada, uno espeso y sin trivialidades, de esos que te quitan el sueño, de los que no sabes cuándo dejarlo hasta que solo te cansas y lo repites al día siguiente, no me importaría uno de esos, luego quisiera uno de esos cafés por la mañana, de los que impregnan el aire y se hacen desear, de los que te despiertan y te hacen entrar a la realidad, luego de todo esto, yo invitaré el café.
listo