Ansío conocer la razón. Necesito saber por qué mi mente se ha vuelto partícipe de todo eso que haz hecho en mi vida las últimas semanas, eternas debo decir. De manera recurrente, cada mañana fría en la que permanezco sentado en mi cocina tomando mi desayuno, la añoranza y la tonalidad gris en todo a mi alrededor entra por mi ventana en forma de una helada ventolina. Con ella, una serie de preguntas sin contestar. Cada una más litigante que la otra. ¿Por qué te sigo extrañando? Son varios años conviviendo con una figura etérea de alguien que en realidad no existe, el fantasma de quien me hiciste creer quien eras.
Lo sé, ciertamente fui a tocar a tu puerta y no estabas. Sin embargo está a punto de comenzar un nuevo día y la noche, ya cansada de mantener todo en oscuridad, está por irse. A veces se me olvida el daño que lograste hacerme e intento volver a ti y amarte como solía hacerlo, para sentirme vivo un poco, pero lo único que he llegado a conseguir
tras ese acto vil en contra de mi pudonor e integridad emocional es morir nuevamente.
Aún así, como esos cuatro rehenes en el Banco de Crédito de Estocolmo en Suecia, me viste ante ti afirmando por tercera ocasión que esa sería la última vez que mis labios posen sobre los tuyos, anhelantes y temerosos de lo que pueda suceder tras obedecer a mi taciturno y agonizante corazón.
Cierra tus ojos y siente el aroma de aquello que alguna vez dejaste ir. A pesar de todo desaparecerá y dejará en mi boca un amargo sabor. El cual disfrutaré ligado a los recuerdos de tus cantos tan falaces y fugaces como preciosos y memorables. Son desgraciadas aquellas personas a quienes rompiste su vida como lo hiciste conmigo, mas sin embargo aprendí a disfrutarlo y puedo hacerte frente hoy sin temor a lo que nos resta por vivir.
Nos besamos mientras vimos a la noche hacerse cada vez más anciana. Nos besamos hasta que el sonido de nuestros labios hicieron despertar al sol, haciéndolo entrar por la ventana tornando la noche cada vez más clara al pasar progresivamente de un tono azulado a uno amarillento, el cual jugaba a hacer tu mirada incluso más hermosa de lo que ya era.
Sin embargo, ya todo lo acontecido en ese pseudomundo creado dentro de esas cuatro paredes ha quedado atrás, así como tu lugar tras hacerse pequeño al final de la carretera. Todo acabó y con suerte se olvidará pronto, pero el cristal empañado de las ventanas nos hará recordar que hubo dos seres perdidos en el mismo cuarto.
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sería brutal conocer suecia... casi no he salido de Venezuela
Sería fenomenal, pana. Tampoco yo he salido de mi país.
En el titulo de este artículo "Atrapado en Estocolmo" hago referencia al síndrome de Estocolmo el cual es un transtorno psicológico que adquiere una persona secuestrada haciendo que esta se muestre comprensiva con su captor.