fuente
Cualquier esperanza de que las cosas irían por carriles normales quedó trunca apenas los quilmeños subieron a nuestro barco, la agresividad del grupo de recién llegados se manifestó inmediatamente increpándonos para que nos fuéramos. Entre los integrantes había varios de los que estuvieron la temporada pasada pero los más provocadores e irascibles eran dos nuevos integrantes del grupo, para nuestra preocupación eran los más altos y musculosos.
El primero que les hizo frente fue Juan, era el más grande y atlético de todos, siempre fue casi como un padre para nosotros, tanto Esteban, Julián y yo mismo hicimos inmediatamente causa común, no nos iban a patotear en nuestro barco y menos aún delante de las chicas, aunque por dentro al menos yo y sospecho que todos, estábamos temblando de miedo aunque también un poco de rabia.
Las chicas quisieron interceder y apaciguar los ánimos pero quedó evidenciado al instante que nuestros contrincantes no iban a ceder en sus demandas, como nosotros tampoco pensábamos retroceder, sucedió lo inevitable. Uno de ellos le pegó una cachetada a Esteban, inmediatamente Julián tomó el remo del bote con el cual habían llegado y le pegó en las costillas al agresor que aulló de dolor y cayó al agua, en ese instante se armó un pandemonio, los golpes iban y venían, Esteban tenía sangre en la cara, Julián y yo varios golpes proveniente de los puños y palos con los que los quilmeños nos atacaron sin contemplación, Juan era el único que se mantenía peleando sin aparentes daños aunque no duraría mucho: tenía a los dos grandotes tratando de rodearlo, uno de ellos esgrimía una sevillana.
Las chicas gritaban y lloraban, una de ellas vomitó y otra cayó dentro de un charco de agua estancada de nuestro (¿o debería decir “ex”? barco hundido. Las otras no intentaron ayudarla, estaban como en trance, sin atener a otra cosa que gritar y observar la batalla que se desarrollaba ante ellas.
Dos de ellos estaban fuera de combate, uno probablemente con una o varias costillas rotas debido al golpe del remo y el otro quizás peor ya que había recibido un golpe en la cabeza producto de un palo que de pronto apareció en mis manos y utilicé de la mejor forma que se me ocurrió, en esas circunstancias solo prima el instinto de supervivencia y se hacen cosas sin pensar.
Julián cayó y no se levantó, por mi parte quedé fuera de combate por algo que me golpeó en la sien izquierda, se me apagó una luz y ya no vi más nada hasta que el agua salada entró en mi boca, estaba a 10 metros del barco y ni siquiera recordaba haber caído.
Angelita y las otras chicas con ayuda de un ensangrentado Esteban nos llevaban a la rastra flotando en el mar rumbo a la costa, tanto a Julián como a mí, alcancé a ver a Juan todavía peleando contra dos rivales y no recuerdo nada más hasta más tarde cuando despierto tendido en la playa. Alcanzo a ver a Esteban haciéndole masajes cardíacos a Julián y tres de las chicas llorando, la que falta está tendida en la arena boca abajo en una posición extraña, no se mueve. A Juan no lo veo por ningún lado, luego de eso ya no pude más y me desmayé nuevamente.
Un año después aun dan vueltas en mi cabeza los sucesos de aquel diciembre, ya no voy más a veranear al pequeño balneario que me vio crecer. Del antiguo grupo no veo a nadie, ni siquiera visito las tumbas de Julián y Rosario. Los quilmeños murieron ese mismo día en un terrible accidente al chocar imprudentemente contra el barco hundido, la explosión y posterior incendio de su lancha no dejó supervivientes.
Jamás entendí y sospecho que ya nunca entenderé la razón ni la locura de aquel día.
Juan desapareció y nunca más se supo nada de él, de la investigación se desprendió que pudo haber estado en el barco hundido en el momento del accidente aunque jamás hallaron su cadáver.
Hace exactamente un mes alguien pasó una carta bajo mi puerta, sin sello ni fecha. Allí alguien me dice que está bien y vive lejos, en su escueta misiva menciona que algún día no especificado volverá y me contará una historia. No tengo idea de quién puede ser.
Héctor Gugliermo
Excelente final para esta historia
Posted using Partiko Android
Muchas gracias, se nota que eres un amigo. Jajaja.
Posted using Partiko Android