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Natalie se había quedado a cargo de su hermana menor y sus primos en la vieja casa de su abuela, mientras sus padres y tías habían ido al pueblo a surtirse de víveres.

El cielo parecía se iba a caer a pedazos por esa tremenda tormenta que a ratos les hacía pensar cesaría y les daría un poco de paz de tanta agua que caía de ese gris cielo.

Pasaban las horas y sus padres y tías no llegaban y los niños aburridos querían jugar; Natalie para entretenerlos les dijo que estaría bien si jugaban un poco pero que nadie debía alejarse mucho de ella.

Los niños comenzaron a jugar sobre la alfombra de la sala mientras Natalie leía su libro de química, necesitaba estudiar ya que pronto seria su examen y la niña estaba acostumbrada a sacar buenas calificaciones. Leía su libro y echaba un ojo para ver a los niños que jugaban panza abajo en la alfombra, hacían rodar una pelota roja de uno a otro mientras reían de ver como giraba.

Sin darse cuanta empezó a oscurecer y Natalie encendió las luces de la casa y aprovecho de ver por la ventana ese camino que se había convertido en un lodazal, pensaba que esa tormenta impedía a sus padres avanzar rápido en la camioneta para ir con ellos.

Decidió preparar la leche de su hermana y primos para que merendaran, sirvió las tazas y puso galletas mientras los niños ya sentados preguntaban por sus padres. Natalie les explicó que llovía tan fuerte que debían volver despacito pero que de seguro alguna sorpresa traerían.

Marisela grito fuerte – van a traer un perrito-, Natalie la miro sonriente y le dijo – no creo que mamá y papá traigan eso hermana-; mientras los veía la niña beber sus leches y comer con avidez esas galletas empezaba a preocuparse por la tardanza de sus padres.

De repente se escucho un llanto, era Ignacio que lloraba por su mami, Natalie lo cargo en sus brazos y le decía que su mami traería algunos deliciosos caramelos – caramelos de todos colores- expresó Ignacio mientras Natalie asentía con la cabeza.

Estamos aburridos vociferaron Matías y Valentina – queremos a nuestros padres- gritaron fuerte, Natalie ya estaba demasiado preocupada por la larga tardanza pero relajaba su rostro para no asustar a los niños.

De repente se dio cuenta de que José Luis no estaba sentado a la mesa, lo busco debajo de la misma y tampoco estaba ahí, se asusto y corrió a la cocina por si había salido por la puerta trasera, al llegar allí noto que todo estaba cerrado tal cual ella lo había dejado.

Miró las ventanas y puerta principal y todo estaba completamente cerrado, los niños asustados le preguntaban por el niño y Natalie para calmar la situación les dijo – es el juego del escondite y José Luis fue el primero en esconderse, nos toca buscarlo-. Empezaron todos contentos a buscarlo en la planta baja, Natalie le dice a Matías que era el más grandecito que ella iría a buscar arriba pero que se fijará que ninguno de los niños se alejara.

Matías le dijo que estaba bien, que ninguno se alejaría. Natalie subió a la planta alta y busco en las habitaciones y no aparecía, recordó que amaba esconderse bajo las camas así que volvió a buscar; entró a la que era habitación de su abuela y ese olor a alcanfor que usaba la anciana para su dolencia de huesos permanecía en las paredes como intoxicando el lugar.

-Estas ahí- dijo Natalie al escuchar un ruido que apenas se lograba oír, abrió ese viejo closet y vio al niño escondido, Natalie sintió otro ruido, esta vez un poco más fuerte, venia debajo de la cama y fue a ver; vio un bultito y estiro la mano y comenzó a sacarlo para ver más a la luz, era su primo José Luis, Natalie asombrada vio el closet y también lo vio ahí – ese no soy yo- susurro su primo sosteniendo su mano.

Se apago la luz y se escucho un grito que parecía rompería las paredes, Natalie tomó al niño y bajo corriendo, tomó a los otros niños y se metieron bajo la mesa del comedor, a las horas llegaron los padres riendo de las peripecias que habían echo para llegar a la casa.

Fueron a ver a los niños a la planta alta pensando se habían dormido. La madre de Natalie los vio a todos dormidos menos a su hija y preguntó – estas ahí -, vio a su hija frente al espejo del baño mientras Natalie subía las escaleras gritando – mamá esa no soy yo-…..