Erik era un fanático del espacio, de todo lo que le rodeara de manera volátil, de los gases y del aire, incluyendo los tóxicos y corrosivos -a quienes estudiaba con detenimiento en lecturas sobre Ambiente y Contaminación, sobre Química y FísicoQuímica, sobre Balance de Materia y Energía-, de las aves, las mariposas, las nubes, las estrellas, las cometas… todo era para él fascinante siempre y cuando levitara sobre su cabeza.
Erik siempre había querido volar, era su sueño particular, No como el sueño de otros niños o de otros jóvenes, e incluso de otros adultos como yo, quien les narra. El sueño de Erik era tan profundo que el universo mismo se había percatado de ello y había tramado una conspiración.
Un día en agosto, de esos meses en que el viento es más rebelde porque acaba de fornicar con cientos de flores, abejas, avispas, colibríes, escarabajos y demás insectos, en una orgía desmedida de polen, hacía una brisa presuntuosa, de esas que levantan sus faldones y muestran sus enaguas para que todos vean sus partes depiladas. Erik se encontraba en el parque, volando su cometa. De repente viró su atención hacia un pequeño globo negro que flotaba en su dirección, y que parecía verle. Sí, verle! El globo se le quedaba viéndole, y le sujetaba la cabeza para que no viera nada más que a la espesura de su negro látex. Erik soltó su cometa y caminó con entelequia hacia la bomba; ésta se detuvo en frente de él, luego dio una vuelta y comenzó a alejarse en diagonal, cada vez más hacia el Este y cada vez más hacia arriba. Y extrañamente el joven le seguía, cada más hacia el Este y cada vez más hacia arriba.
Pasadas un par de horas Erik se había alejado de todo lo que conocía, encontrándose inmerso entre las nubes. Se quedó pasmado por un momento, y luego saltó y palmoteó (saltar es un decir puesto que estaba flotando). Comenzó a dar giros hacia todas las direcciones y a recorrer el cielo con gran velocidad; y el globo le seguía, siempre a su lado. Pasadas unas cuantas horas Erik se detuvo, y se cuestionó si realmente estaba viviendo esto o se trataba de un sueño, y pellizcó el globo para comprobarlo.
En el momento en que pinchó el globo éste reventó, pero No como lo hacen los demás globos, puesto que éste era efectivamente un sueño, el sueño de Erik; ese gran y particular sueño al que el universo había decidido dar la oportunidad de realizarse.
El globo implosionó, y todo el aire a su alrededor, y las nubes que le circundaban, fueron engullidos por el centro del globo, por lo que parecía ser un agujero negro. Todo comenzó a concentrarse rápidamente dentro del globo, como si se tratara del Big Crunch. Toda la realidad, la realidad de Erik al menos, estaba siendo consumida por su sueño. Y los mares, los lagos, los ríos, los bosques, las montañas, los animales, las flores, los insectos, el polen, era absorbido en cuestión de segundos. Erik intentaba huir anteponiendo otros objetos, escalando grandes monumentos del hombre que se precipitaban ferozmente contra aquella estructura disipativa. Se aferró con su quijada a una estatua que había quedado estancada entre dos montañas que se espolvoreaban por el espacio, y se desgañitó los dientes; se aferró con su cabello a cientos de abejas que volaban huyendo del centro hyperdenso, pero éste se resquebrajó como lo hace una hoja de papel, mientras los insectos escapaban por entre las ramas de los árboles que acaecían. Finalmente, luego de unos minutos de la batalla más intensa, Erik fue engullido por el agujero…
Moraleja: Si tienes un gran sueño, y decides luchar por él y convertirlo en tu realidad, jamás intentes despertar.