Aquí vamos a abordar este tema tan crucial a nivel psicológico, y tan políticamente incorrecto, como ese de “El tamaño (no) importa”. Porque es que, y no nos digamos mentiras, todos los hombres y mujeres debatimos sobre ello, lo padecemos, lo ensalzamos, y hasta lo echamos en cara; y es que no por estudios científicos pero sí por observación, algo de experiencia en el asunto, y muchísimas charlas dedicadas al tema con amigas y amigos gays, nos permiten afirman que el tamaño –siempre y cuando hablemos de un rango normal- no genera tanto placer físico como psicológico, y aun así destruye relaciones y autoestima con bastante facilidad. Ah, pero ¿quién nos manda a darle tanta importancia al “aparatico” ese?
A lo que en verdad nos enfrentamos los hombres con ese tema es al morbo que pueda generar en las mujeres –y los gays- en general. Hablamos claramente de proporciones medias, usuales, tendenciales; porque un micropene no va a generar satisfacción física y una macrofalia va a destrozar la mayoría de cavidades. Sin embargo, en la mayoría de los casos, un pene normal va a cumplir a cabalidad su función dentro de una cavidad convencional, sobretodo si es una vagina. Recordemos que nuestra sexualidad está basada en una necesidad biológica/fisiológica alimentada con emociones, aspiraciones e imágenes alusivas recreadas por nuestras propias experiencias previas o deseos. Traducción: Nuestra mente es un afrodisiaco más potente que solo un pene. Y de todas formas, si el tamaño fuera lo más importante, esos hombres bien dotados nunca sufrirían por amor como lo hacen. Es que el falo es un complemento, joder, el resto lo hacen los demás sentidos, el tacto y la presión con la que sujetes, lo que expreses con tu mirada, tu fuego, tu coqueteo, y demás. Ocúpate más de sentir y hacer sentir a tu pareja, que de andar negando tu fisionomía, genética, gracia divina, o mortalidad. Es preferible que te amen, deseen o recuerden, por ser un gran amante, noble, sensible y digno de admiración, que por ser un buen “polvo”.
Pero bueno hombre, si aún después de esto, usted sigue sintiéndose mal por su tamaño, no se desanime, que tiene opciones! Conseguir una dama pura e inmaculada y volverla una grosería en la cama usted mismo; probar posiciones para acentuar su elongación o sopesar su grosor; utilizar juguetes sexuales y cremas calientes; tríos; experiencias sensoriales; o simplemente dejar la pendejada y volver a disfrutar de un buen acto sexual, uno completo, que involucre seducción y pasión de esas que ya no suelen verse porque nadie se entrega completamente, y porque están más preocupados de moverse como si bailaran “choque” que entender que están compenetrándose con otro cuerpo y otra alma.
Sé el mejor seductor y amante con lo que tienes, y no dañes el momento deseando lo que otros tienen, ya que eso sí termina aburriendo a tu pareja.
Lo del tamaño es un complejo que se ha creado el mismo hombre, de nada sirve tener un pene del tamaño que sea si no sabes como satisfacer a tu pareja, el sexo tiene suma importancia en una relación de pareja, por lo que el acoplamiento en la cama debe ser vital. Mucho exito para ti
Sí, enteramente de acuerdo. De hecho, a título personal, considero que el encuentro sexual más pleno es el sinestésico, el que involucra todos los sentidos, haciendo de la experiencia un conjunto de expresiones y niveles (intensidad) de placer. Mi órgano preferido es la lengua, y en cuanto a cavidad: la boca.
El artículo en sí busca conciliar ese inconformismo que ambos géneros tienen, sobretodo hoy en día. A eso súmale que las nuevas generaciones de hombres y mujeres están más dotados, pero además de eso consideran que el tamaño de su herramienta es el mejor plus.