El cadáver del pintor yacía bajo una escultura de hombre. Un hombre robusto y pensante, un hombre que ya había sido pensado, y que por sí mismo no podía ya pensar en otra situación que en su creador suspendido sobre las losas del taller, acuchillado por él mismo con unas tijeras debido a su fracaso como artista: Había optado por hacer una escultura para pintarla en reflejo de un cambio en su conducta y en la expresión de su arte, pero lo que consiguió fue una obra tan clara que sabía que sería popular. Entonces ambos se vieron los ojos, y se asquearon, y antes de que la moldura pudiera quitarse su vida, el antes artista, se quitó la suya.