La buena idea de hacer un viaje donde no había un claro destino. Las ganas de conocer, emprender esa aventura; con más presencia se aclamaban en mi mente.
Como un cuaderno a rayas, vacío , sin un titulo. Así era el miedo de tomar el bolígrafo y escribir.
Cambiar el aire , tan solo por un rato , un tiempo. Purificar el alma que tanto me reclamaba a mí mismo.
Tome mis cosas, la cámara que me compré aquel verano que la conocí, mi libreta de apuntes que en el cajón de mi veladora siempre está, junto al poema que un viejo amigo me obsequió. La armónica que no se tocar, pero me propuse aprender. Mi cabala, la Parker que en el lomo está grabada.
Cerré mi mochila, me subí a la moto que poco revise y arranque.
5.30 am, dirección este, camino vecinal, pioleteando a un costado sobre la calzada. El sol entrando a despertar, tornasoleaba en mi rosto.
El rocío del otoño de a poco dejaba de blanquear sobre el tapiz suavemente ondulado de esas preciosas praderas que tanto añoraba. El cantar de los pájaros sincronizados no me dejaban penaar.
7.30 am , apague la moto, llegue a la costa.
Me saque los lentes, el sol estrellaba con el agua del mar. La bruma acariciaba las rocas.
Mire a lo lejos y la lejana península insistía que siguiera el el viaje.
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saluton (0)(1) 7 years ago
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